GRANDVILLE - Segunda Temporada [Fan-Fic]

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Keidell
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Mensaje por Keidell »

Ya está, corregido... no hay rastro del brazalete :smt005


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melymely
Clark Kent
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Mensaje por melymely »

Entonces genial del todo!!!!!

:smt005 :smt005 :smt005 :smt006 :smt006



elementokr36
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Mensaje por elementokr36 »

:smt005 :smt005 :smt005 :smt005 :smt005 :smt005 :smt005 :smt005 :smt005 :smt005 :smt005 Como nadie se dio cuenta antes de publicar??? (me incluyo :smt005 :smt005 :smt005 )


Al menos tenemos 1 lector y nos avisa los errores :smt016



melymely
Clark Kent
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Mensaje por melymely »

Para eso estoy!!!
P.D. LectorA



elementokr36
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Mensaje por elementokr36 »

Sabia que sos lectora, pero no se..puse lector por generalizar xDD

LectorAA :smt005 :smt005 :smt005

:smt006



Bertu
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Mensaje por Bertu »

Nuevo capítulo
______________

Grandville 2x16: Sin control
Multikill observaba lo vacía que estaba su casa. El ruido del exterior contrastaba con el silencio del edificio. Paseó por alrededor de su pequeña habitación, donde encontró el famoso anuncio del campamento de verano. Un recuerdo le vino a la mente.

Hyun Suk se despidió de sus padres y tarareaba una canción mientras esperaba al autobús que lo llevaría al campamento de verano. Hyun Suk vio como el vehículo se acercaba desde lejos.
—¡Espera! —oyó Hyun Suk.
Se encontró con Evans al otro lado de la carretera.
—¿Qué quieres? —preguntó Hyun Suk.

El autobús aparcó delante de él. Decidió no subir. Una vez el vehículo ya no estaba, Evans se acercó rápidamente a Hyun Suk y lo golpeó.
—¡Desgraciado! —gritó Evans mientras Hyun Suk caía al suelo.
Evans se abalanzo encima de él. Le propino uno, dos, tres, muchos puñetazos.
—No vas a tocar nunca más a mi novia ¡Me has entendido! ¡Nunca más!
Evans se levantó y pateo varias veces a Hyun Suk. Se detuvo al percatarse de que había perdido la consciencia. Carson se asustó y se alejó corriendo, dejándolo tirado en medio de la carretera.

"Con esos recuerdos sólo te haces más débil", escuchó Hyun. Reconoció la voz, era la de Bruno Mannheim. Miró a su alrededor, Bruno no estaba allí. ¿Qué pasaba? Multikill hizo otro de sus saltos.



Bruno Mannheim se escondía en los callejones de Metropolis. La ciudad parecía estar desierta, pues se había decretado el toque de queda. Todos estaban en casa y la policía solo patrullaba por las calles principales. El celular de Bruno sonó.
—Mannheim, maldito cabrón —dijo Edge del otro lado del teléfono.
—Calla y escucha, los kryptonianos se han juntado.
—¿Clark Kent y Kara Davidson están juntos? —Morgan pareció sorprendido.
—Es nuestra ventaja.
—¿Y nuestra contra?
—Hemos perdido el control de Multikill.
—Lo sabía... —dijo Edge—. ¿Dónde te escondes, Mannheim?
—Yo no me escondo, Edge. Ahora mismo estoy viendo el edificio donde están los kryptonianos. Si Multikill llega allí, va a haber mucha carnada.
El sonido de un gatillo hizo detener a Mannheim.
—Hablamos luego —dijo Mannheim colgando.
Al girarse se encontró con la figura deteriorada de Nolan Harper.
—Has sido tu... —dijo Nolan apuntando a la cabeza de Bruno Mannheim.



Oliver Queen había mandado a sus hombres de la central de Metropolis que trajeran cierto material en la sala de prensa. Ellos, extrañados por la situación obedecieron sin hacer preguntas. Roy intentó llamar a su hermana, pero la comunicación era imposible.
—Tranquilo Roy, estarán bien —dijo Kara intentando calmar a Harper.
—Me preocupa mi padre —dijo Roy cerrando el celular.
Aún no había asimilado la identidad de Kara Davidson.
—Todo saldrá bien —dijo Roy con una sonrisa tranquilizadora. Después se acercó a Oliver Queen.
Julian había conseguido hablar con su padre. Daniel le había llamado.
—Mi padre es mi héroe —susurró Julian al saber que Daniel dio una paliza a Lionel Luthor.
Las hermanas Waittel estaban sentadas simulando tranquilidad y Mely no quitaba ojo a su piedra de jadarita, un ejemplar muy pequeño. Willy observaba inquieto todos los aspectos de aquella habitación y todos los objetos extraños. Clark y Kara se sentaron bastante distantes en la mesa y sus miradas se cruzaron varias veces. Los dos ahora estaban algo incómodos con su nuevo parentesco.
—Bien chicos —dijo Oliver Queen poniendo orden—. Recopilando toda la información de... Multikill, sabemos que tiene cierta debilidad por los poderes de otra gente. Ahora no necesita ayuda de la Luthor para obtener más habilidades, así que tendremos que estar alerta: Mely, Marie, Elle, Julian...
—Ya tiene mi poder —interrumpió Julian—. Pero me quiere matar de todas formas, sigue.
—Kent, Davidson... no sé si puede asimilar vuestros poderes, sinceramente —continuó Queen.
—Nos puede matar a todos de todas formas, así que todos alerta —añadió Roy.
—Chicos, no es por alarmaros pero creo que mi superfuerza pronto será historia —dijo Willy.
—Las drogas nunca son buenas —susurró Roy Harper.
—Voy a decir las cosas tal y como son. No tengo ni idea de cómo detener a ese monstruo —dijo Clark Kent.
Kara se estremeció al oír la palabra monstruo.
—No es un monstruo... es... es mi amigo.
—Tu amigo se ha cargado a medio Grandville y sabemos que irá a por nosotros —dijo Roy.
Oliver Queen se puso delante de Roy.
—Vamos a hacer lo siguiente. Davidson y Kent irán a buscar a Multikill usando sus poderes. Lo localizaremos, no me cabe la menor duda. Si lo que nos ha contado Mely es cierto, la acompañaremos hasta el monstruo con la jadarita que lleva, o mejor que busque una más grande. Mientras, las Waittel irán con Mely como protección, por si acaso. Organizaré la operación desde un lugar cercano y a poder ser, móvil, un tráiler posiblemente. Roy y Stanopen estaréis en esa base móvil conmigo y Willy Davidson.
—¿Y si se necesita mi ayuda? —dijo Julian molesto—. ¿Es que mis poderes no sirven para nada?
—Podrás ventilarme —dijo Roy.
—Roy —avisó Oliver—. Un momento... mi satélite ha localizado al monstruo.
Las imágenes del satélite se mostraron en una gran pantalla.
—¿Hyun Suk ha pasado? —dijo Kara fijando la vista.
—Sí, pero... es inútil, aparece y desaparece... —dijo Oliver cada vez más frustrado.



William volvió a despertarse. Estaba acompañado por su esposa y por un enorme ruido del exterior. No entendía cómo había logrado dormirse. Emily estaba hojeando una revista. Los nervios hacían que casi no pudiera sujetarla.
—Hola... —susurró William.
Emily dejó la revista y se acercó a su marido.
—¿Estás bien?
—Creo que sí, me duele todo, pero estoy bien. ¿Cómo estáis vosotros?
—Willy y Kara han ido por Hyun Suk... o lo que fuera aquel monstruo.
—¿Los dos? ¿Has dejado que vayan? No es propio de ti.
—No pude hacer nada, supongo que viene en los genes de los Davidson... o al menos en la educación que reciben —susurró Emily indignada.
Los dos se callaron.
—No sé si es porque me han inyectado morfina o lo que sea... pero tengo que contarte algo. Importante.
—Dime.
—No trabajo para el señor Newman... no soy...repartidor...
Emily suspiró.
—¿Sigues con tu trabajo de la Agencia de Seguridad Doméstica? ¿Es eso?
—Créeme, es peor.
William parecía muy tranquilo.
—Soy agente de S.O.L., una agencia derivada de la CIA y el FBI
—¿Qué?
—Nolan me pasó una solicitud y la rellené. Empezó con unas pruebas, luego con una tapadera... Incluso las conversaciones con Newman eran cifradas, para que nadie sospechara. Está claro que no hablaba con Newman...
Emily estaba incrédula.
—¿No lo sabía nadie?
—Ahora sólo lo sabes tú.
—¿Y por qué vivir entre mentiras? —Emily se levantó de su silla y observó el exterior del hospital—. Mira qué pasa con los héroes... luego ocurre esto.
Emily corrió las persianas para que William pudiera ver la destrucción de Grandville.
—Dios mío... —susurró William.
—¿Ves lo que has conseguido con tus mentiras? Kara y Willy están buscando a ese monstruo, tú terminaste en el hospital. Ha muerto mucha gente.
—¿Mentí? Lo sé... Pero no me hubieras dejado trabajar en esa organización.
—¡Está claro que no!
Emily salió estaba a punto de llorar. Se dirigió a la puerta para salir.
—Emily... quizás sea un mentiroso, quizás no sepa educar a mis hijos, que ahora están a la búsqueda de Hyun Suk, pero yo sé que hice lo correcto. Mis hijos quieren salvar el mundo porque pueden y quieren... estoy orgulloso de ellos y tu también deberías estarlo...Pero tan malo no soy. ¿Verdad?
Emily se detuvo en la puerta.
—Voy a por un café. Quiero saber más.


MK llegó a la azotea de un edificio de Metropolis cerca de la Luthor. A la vista tenía también los edificios de Industrias Queen. Multikill sabía que lo buscaban, desde su intrusión en aquella reunión de freaks pudo saber muchas cosas que lo ayudarían. Sin embargo, eran demasiados como para enfrentarse a todos y no recibir daño alguno. Los kryptonianos... esos eran los más peligrosos. Debía poseer su poder. Y lo haría.
MK había estado buscando más freaks en las últimas horas. Logró absorber más poderes, matando a sus dueños originales. Así podía seguir asimilando más y más habilidades. Se sentía bien. Ahora tenía súper oído, lo más útil que había encontrado en las últimas horas.
Se transportó ante la fachada de un comercio en Edge City bajo la forma de un hombre cualquiera. Siguió pensando en qué podía hacer para conseguir todos los poderes de Kara antes de ser molestado por otro de esos malditos freaks.
No podía pensar, tenía en la cabeza constantemente a la LuthorCorp... lo habían convertido en un monstruo y ahora sólo quería vengarse ellos, acabar con Kara como se le mandó y al final, acabar con Mannheim. No podía dar con él principalmente por temor a otra orden, pero si se acercaba sin ser visto podría hacer lo que fuese. Ahora lo primero que se le antojaba era frustrar de nuevo a Lionel Luthor. Le produciría tanta satisfacción volver a ser una carga molesta para él y su compañía.
Se le ocurrió la idea de buscar a Evans... pero ¿de qué serviría? No tenía poderes y tampoco importaba ya. Lo que hizo quizás no fuese del todo su culpa. MK lo sabía. Lorkie... ese nombre cruzó por su mente y se volvió a transportar a Metropolis. Buscó a Lorkie. Era culpa de ella que hubiesen ido a por él hacía meses.
Escuchó atentamente dentro del departamento de policía. Recién había visto desde las azoteas de la Luthor llegar a Lorkie a la policía. ¿Qué estaba haciendo? Se esforzó por oírla mejor. Hablaba con un tal Sanders. Otro hombre, posiblemente Al Bartowsky, a quien habían encerrado hacía poco en los edificios de Morgan Edge. Hablaban ni más ni menos que de las implicaciones de la Luthor y Morgan Edge en el proyecto MK, el del propio Multikill. ¡Los estaba traicionando!
—Vaya, vaya... Lorkie, has hecho los deberes —sonrió con maldad.
Decidió no ir a por ella ahora. Iría a Seattle. Sí, eso era.
—Esto será divertido. Una vez más, Lionel, qué pena —rió sonoramente antes de desaparecer.
Las puertas de la comisaría de Metropolis estaban ocupadas de gente. En la entrada, un empleado ponía la bandera americana a medio izar. Algunas cámaras de televisión se habían instalado allí, quizás porque no sabían que investigar exactamente. Pero en el interior del edificio se trabajaba a contracorriente mientras el número de víctimas mortales iba aumentando. Todos los agentes estaban patrullando por las calles principales de la ciudad mientras los comisarios se repartían entre las carreteras de Grandville y Edge City.

Sanders había vuelto de su ciudad natal sin su compañero, Peterson. Su coche había recibido el impacto de un rayo procedente de aquel monstruo terrorífico. Peterson solo pudo salir del coche mientras intentaba esquivar las explosiones de su alrededor. Siguió al pie del cañón junto a Sanders luchando contra el monstruo pero no consiguió mantenerse en pie. Las ambulancias se lo llevaron al hospital, pero no llegó vivo.

El monstruo no estaba detectable, eso decía la agenda electrónica de Robert Sanders que se limpiaba con un pañuelo el sudor frío de su rostro. Había salido de allí vivo de milagro. Al llegar a la comisaría entendió al instante porque bajaban la bandera. Su despacho, por primera vez en muchos años, estaba lleno de nuevos informes que Sanders aún no clasificó. El despacho del difunto Peterson, se empezaba a llenar de las primeras flores. Sanders pensó en dar el pésame a la familia de su hombre más fiel pero por sorpresa suya, fue al revés. Lorkie, la hija de Peterson entraba muy confundida a la comisaría. Recibió la condolencia de algunos agentes amigos de su padre y se adentró a las oficinas buscando a alguien que la atendiera.

Sanders se levantó de su sillón y se encontró con Lorkie.
—Lorkie —dijo sorprendido Sanders—. Lo siento mucho... tu padre fue muy valiente.
—Quiero decirle algo, Oficial Sanders, es importante —dijo Lorkie sentándose. Llevaba unos informes etiquetados como "Muy secretos".
—Te escucho.
Un hombre se acercó a Lorkie, agarró una silla y se sentó al lado de ella.
—Oficial, quiero denunciar a los culpables de ésta masacre. Sé quién está relacionado y puedo encontrarlos a todos.
Sanders, al ver los rostros de los dos jóvenes, comprendió que no era ninguna broma. Lorkie simplemente dejó los informes encima de la mesa llena de Sanders, que empezó a hojear los nuevos documentos.


Las órdenes estaban dadas. Oliver Queen y Roy Harper se hacían cargo de la operación desde un camión, para poder moverse con facilidad a donde encontraran a MK. ¿Quiénes buscaban ahora? Kara y Clark. Como había dicho Queen, usarían sus poderes para dar con él. Pero no aparecía por ningún lado.
Clark Kent iba corriendo, no sabía volar o no quería hacerlo, daba igual. Kara iba por el cielo, ocultándose entre las nubes cuando pudiese.
Por lo menos, Clark ya poseía el superoído. Así se comunicaban entre sí.
—Clark, creo que deberías aprender a volar pronto. No te imaginas lo fácil que es trasladarse así.
—Para ti es fácil decirlo. No tienes miedo a las alturas.
—Eso es lo más estúpido que he oído en mi vida. Y no te ofendas —se detuvo un momento para vigilar mejor una zona de Metropolis donde le pareció ver alguien desapareciendo—. Clark, creo que MK está jugando con nosotros.
—¿Te parece? —sonaba demasiado irónico. Estaría enfadado.
—No te molestaría mi comentario, espero —no recibió respuesta—. Vamos, Kal... Kent, una persona destinada a surcar los cielos no debería temer a las alturas.
—Repito, es fácil decirlo. Pero no te preocupes, ya aprenderé a superar temor.
Guardaron silencio un momento. Kara estaba concentrada en la superficie. Clark la observaba. Entonces vio que algo se dirigía a ella.
—¡Kara, mira por donde... vuelas!
Kara se dio cuenta de que un avión se acercaba a ella.
—¡Oh! —exclamó evitando el avión. Voló por un lateral. Vio que la gente la miraba mientras pasaba. Esperaba que nadie pudiese reconocerle después de aquello. Lo oía: "¡mira!", "¡Una chica voladora!", "Debemos estar sobrevolando Smallville". Ese comentario le dio gracia—. Casi me da de lleno.
—Ahí ves otra razón para no volar.
—¿Qué iba a saber yo...? Que pase un avión justo donde estoy yo es tan poco probable como que te caiga un meteorito justo donde estás parado.
—Miraré al cielo constantemente pendiente de alguna nueva lluvia —rió—. Vamos, sigue buscando, no debe andar lejos.

Mely se transportó por la oscuridad hasta los laboratorios de la universidad de su primo. Encendió las luces. Llevó consigo a las hermanas Waittel. Cuando encontraron el objeto que fueron a buscar, Mary preguntó:
—¿Para qué se supone que venimos a buscar esto?
—Esto quita los poderes de un freak. Sólo espero que no lleve kriptonita verde encima.
—¿Por qué? —preguntó Elle.
—Hace unos meses hubo un incidente poco frecuente por culpa de esta porquería de Jadarita. Convirtió a Damned, muy temido en Metropolis y Edge City, en una estatua de kriptonita.
—¿qué daño hace una estatua para que esperes que MK no se convierta en una? —preguntó Mary.
—Meses después volvió, Gabriel Silverman me lo contó.
—¿Quién?
—Da lo mismo. No importa. El hecho de que la jadarita pueda convertir a alguien en un ser de piedra extraterrestre no favorece en nada. Adquiere otros poderes quizás mucho más potentes.
—Qué mierda, ¿no? —soltó Elle.
Mary no pudo evitar tocar la piedra que Mely se esforzaba por mantener fuera de su contacto.
—¡No lo toq...! —tarde, ya lo había hecho.
—¿Qué se supone que tiene que pasar?
—¡Pierdes los poderes, ya lo dije! ¿Cómo se te ocurrió?
La imagen de Mary comenzó a fluctuar a los ojos de Mely.
—Yo sigo teniendo mis poderes —dijo cuando todo volvió a la normalidad—. Sigo controlando las ondas electromagnéticas.
Mely se quedó boquiabierta. Se fijó en la piedra. Entonces se le ocurrió que como ellas no tenías sus poderes gracias a la kriptonita sino por causa de un objeto mucho más poderoso... quizás con ellas la jadarita no funcionase.
—Oh... esto es malo —susurró Mely.
—¿Qué? —preguntaron las hermanas al unísono.
—Multikill ahora tiene poderes de personas de Sidney... quizás no podamos contra esos poderes... oh...

Willy y Julian estaban con Oliver Queen y Roy en el tráiler base. A Willy se le daba genial el control de los ordenadores, y poder tocar uno de esos de alta tecnología era espectacular. Julian, por el contrario, sólo se ocupaba de interpretar algunas señales que llegaban desde los satélites. Pero no le gustaba eso.
—Oliver —dijo—. ¿Es que no tienes a otras personas bajo tu mando a las que mandar estas cosas?
—Esta operación es demasiado delicada. Están implicadas personas que prefieren mantener en secreto sus poderes. Mientras no tenga un equipo de elite propio, no puedo hacer nada.
—Puede que estos sean tu equipo de elite, Oliver —dijo en tono sarcástico Roy mirando a Julian. Éste ignoró el comentario un momento, pero la irritación se vio reflejada en su rostro mientras observaba las pantallas.
Miró a Willy y no comprendió que aquello le gustase tanto.
—Menudo equipo de elite, entonces —susurró Stanopen.


Daniel y Lex entraron en la mansión Luthor de Smallville. Esquivaron algunos medios de comunicación antes de conseguir entrar. Parecía que Lionel ya había empezado a mover los primeros hilos.
—Gracias por la invitación, Lex —dijo Daniel observando el despacho de Lex.
—Sin modestias, Daniel —dijo Lex abriendo su portátil.
Casi al instante, se abrieron un par de ventanas. Una era la transmisión de las noticias de Metropolis que hablaban de la masacre, en la otra aparecía una mujer que parecía estar esperando una señal.
—Tess... ¿Qué hay de nuevo? —dijo Lex acercándose al micrófono del portátil.
—¿Tess? ¿Tess Mercer? —dijo Daniel.
Lex asintió levemente.
—Multikill ha llegado hasta Seattle.
—Espera ¿Estás diciendo que ha ido a las empresas NWK?
—Eso parece, hemos perdido el contacto con ellos.
—¿Qué pasa, Lex? —dijo Daniel acercándose al monitor.
—Gracias Tess, mantente alerta —dijo Lex cerrando el monitor.
—¿Me puedes decir que está pasando? —dijo Daniel cada vez más nervioso.
—Parece que no tenemos solo a un monstruo suelto. Tenemos dos.
—¡Pero bueno! —dijo Daniel irritado—. ¿Queréis crear una especie de apocalipsis? ¡Ha muerto mucha gente!
—¡Ya lo sé, Daniel! ¡Ya lo sé! —dijo Lex gritando muy fuerte—. ¿Crees que estoy contento? ¿Crees que todas esas muertes no me afectan? ¡Estás muy equivocado! ¿Sabes lo que es intentar salir de tus propias tinieblas y cuando crees que estás mejor encontrarte con otro plan maquiavélico de tu padre? ¿Sabes lo que significa ser un Luthor? ¡No tienes ni idea de lo que tengo que sufrir por culpa de mi padre!
Lex salió del despacho.
—Eh, ¡Lex! —dijo Daniel corriendo detrás de él—. ¿Qué crees que estás haciendo?
—Voy a terminar esto... no sé cómo, pero voy a...
—No hagas ninguna estupidez, Lex. Nadie puede parar a este monstruo... ahora a estos dos.
—¿Qué quieres? ¿Que me quede en esta mansión encerrado mientras allí fuera mueren inocentes? ¿Quieres eso?
—¡Pues sí, Lex! ¡Sí! Porque te conozco lo suficiente y sé que no te importan las vidas de las que me hablas. Lo que te jode es que crees que estás delante de la oportunidad de descubrir quién es Clark Kent.
—No es verdad —dijo Lex girándose.
—¿Sabes qué? Voy a decirte quién es Clark Kent. ¿Sabes quién es? Alguien a que si le importan esa gente que se ha muerto, alguien que se preocupa por ellos, el tío más normal del mundo.
—No sabes que dices, Daniel...
—No me hagas creer que eres como tu padre, porque eres peor que él —dijo Daniel saliendo de la mansión—. Ah, cuando todo esto acabe. Porque va a acabar, supongo que darás tu dinero para reconstruir Grandville. Sé que no tendrás remordimientos pero... serás un buen chico ¿Verdad?
Multikill apareció en Seattle, el lugar a donde según su información habían llevado al que supuestamente estaba muerto, Kryptonite Man. Una fuente de energía... una fuente de energía, se repetía MK constantemente. Se transformó en un hombre común y corriente y localizó las empresas NWK.
Vio salir a un hombre con identificación de NWK.
—Buenos días —saludó MK.
—Hola... ¿señor?
Siguió de largo, confuso. Pero MK ya conocía su voz. No lo pensó dos veces e imitó toda su forma, incluida la ropa, los pases, etc. entró.
—Hey, David —saludó un recepcionista—, creí que te ibas.
—Se me olvidó algo en la oficina.
—Claro, como siempre —se rió. MK lo acompañó en las risas un instante y siguió.
Pasó al lado de otro hombre. Tomó su forma. Luego de una mujer, tomando también su aspecto. Tenía un pase especial. Logró acceder in problemas a una zona restringida. Con toda seguridad era ahí donde tendrían a Kryptonite Man.
Y así era. Entró en una enorme estancia con generadores de todo tipo. Pero sólo eran transformadores gigantes de energía. Todo estaba conectado a una sala protegida contra la radioactividad. Allí estaba Kryptonite Man.
—Sarah —llamó un operario riendo—, No es buena idea acercarse ahí sin traje de protección
MK asintió sin hablar. Se dirigió a los trajes y se puso uno. Debía conservar las apariencias por tanto tiempo como le fuera posible. Entró en aquella sala. Tener cuerpo de mujer le parecía incómodo, pero peor era el traje. Se deshizo de él y cambió de forma. Ahora era Hyun Suk de nuevo, el original, no el monstruo deforme en que lo habían convertido.
—No lo hagas —dijo la voz de Mannheim—, no es buena idea.
No lo veía por ninguna parte. Entonces lo comprendió, todo estaba en su cabeza.
—Vete al infierno, Mannheim.
—Debes cumplir una misión.
—¡Cállate!
Miró el cuerpo verde del antiguo Damned. Después de todo, ya no tenía el poder de cambiar de estados y de forma, no merecía la pena matarlo. Pero... ya no había vuelta atrás. Además, era una forma de vengarse de la Luthor. No pudo evitarlo, desconectó todos los cables que mantenían la energía de Kryptonite Man fluyendo y el cuerpo de Damned volvió a brillar. El cuerpo de Hyun Suk empezó a resentirse por la radiación, pero recuperó su forma y su estado al instante. La radiación no era arma alguna contra él, mientras pudiera regenerarse.
—Ahora llegó tu fin, hombre maldito —susurró MK. Se transformó en el monstruo que era y su brazo se convirtió en una larga y afilada punto de metal. En ese momento, Kryptonite Man abrió los ojos de repente y lo vio. Sus reflejos fueron oportunos para evitar el golpe de gracia.
—¡Maldición! —gruñó MK.
—¿Qué demonios eres? —farfulló Damned—.
No obtuvo respuesta, sino un golpe. Los muros de contención cedieron ante el impacto de Will Palace. Cayó en la estancia de los transformadores. La alarma ya había sido encendida.
—¿Qué me han estado haciendo? —se preguntó confuso Damned.
Se relajó y recuperó sus poderes. MK salió a toda prisa de la sala. Kryptonite Man lo atacó con sus más poderosas emisiones de energía por los ojos. MK no se lo esperaba, salió despedido de nuevo a la sala.
—Aaarrrrggg —gruñó de rabia MK.
Salió dispuesto a destruirlo todo, pero... Sólo encontró operarios corriendo de una lado a otro, huyendo... mas no había rastro de Kryptonite Man. Y por alguna razón, ¡no podía localizarlo con su universo!


Lionel Luthor observaba como se llevaban el cuerpo sin vida de Dominic. Subió solo a su despacho. Sus empleados lo miraban con temor. Al llegar a su despacho, observó la ciudad de Metrópolis que caía a sus pies. Sin que nadie avisara, la pantalla gigante que Lionel tenía en el despacho emitió un sonido y se encendió. Aparecieron unas imágenes tomadas de las empresas NWK de Seattle. Todo estaba yendo de mal en peor para Lionel Luthor, y Metrópolis, empezaba a incendiarse. Además, la mejilla de Lionel parecía inflamarse cada vez más, pero comparado con el resto, no tenía importancia.


—Simplemente... encaja —dijo Sanders devolviendo los informes a Lorkie Peterson.
—Es la verdad, Oficial —dijo Lorkie.
—Morgan Edge infiltró a un hombre de confianza para este proyecto de la LuthorCorp llamado MK. La Luthor dice que este informe estaba aún en desarrollo, pero ya investigaron con humanos. Aún peor, con un menor de edad.
—Morgan tiene algo más. Parece que Mannheim, el infiltrado, podía dar órdenes al sujeto MK y este obedecía al instante. Si fuera otro agente, pensaría que la orden fue destruir Grandville, pero no lo piensa ¿Verdad?
—Lorkie... Ahora mismo no puedo pensar en nada...
—Creo que Mannheim dio la orden de matar a Kara Davidson.
Aquel nombre hizo que Sanders se adentrara en el asunto.
—¿Por qué querría eso?
—Morgan decía: si no puedes convertirlo en uno de los tuyos, conviértelo a uno de los muertos.
—¿Cómo has logrado esa información, Lorkie? —preguntó Sanders sin tapujos.
—No me haga responderlo. Solo quiero facilitar toda la información que puedo conseguir para...
—Los informes que has traído solo se pueden conseguir desde dentro —interrumpió Sanders.
Lorkie estaba apurada. No sabía que contestar.
—En realidad... —intervino Bartowsky—. Fui yo quien robó la información.
—¿Tú? —dijo Sanders.
—Por eso me torturaron...
—No, ahora en serio —dijo Sanders—. Lorkie, ¿Qué has hecho?
—Por favor, no me detenga. Solo quiero ayudar.
—Está claro que todos queremos ayudar —dijo Sanders.
El Oficial se encontró con el nombre de la hija de Peterson en una hoja del informe.
—Parece que me ha encontrado...
—Lorkie, si has estado tratando con esa gente, estás en peligro, en realidad, todos estamos en peligro. Ese monstruo puede venir a por nosotros, a por los nuestros. Me parece muy bien que traigas toda esa información... Pero ¿Es porque te sientes culpable?
—¡Ese monstruo mató a mi padre! —gritó Lorkie—. ¿Es que usted nunca ha cometido un error?
Sanders asintió. Capturó su celular.
—Jefe. Tengo algo que debería ver.
Lorkie rompió a llorar. Bartowsky no sabía si consolarla.
—Tranquila —dijo Sanders rompiendo la hoja en la que aparecía el nombre de Lorkie—. No te va a pasar nada.

Kara sobrevolaba Metropolis a gran altura cuando logró ver aparecer la imagen de MK a lo lejos, en las afueras de Edge City.
—¡Clark! Está en las afueras de Edge City, en la salida hacia Metropolis.
—Ok, estoy cerca.
—Yo aviso a la base y voy.
Salió impulsada a supervelocidad a través de las nubes.

MK no podía más con su rabia, daba golpes de frustración en el suelo, lo cual se sentía a varios kilómetros a la redonda. De repente, de la nada, o más viene a supervelocidad, apareció un chico cerca de él.
—Clark Kent —rugió MK, con su forma de monstruo—. Tú sólo por aquí... poco aconsejable.
Detrás él aterrizó con fuerza alguien más. Kara. La miró sorprendido.
—¿Y tú de dónde sales? Vaya, los dos kryptonianos para mí solitos. Pues lo siento —rugió con más fuerza—. No es buen momento, podría mataros antes de conseguir vuestros poderes.
—¿Qué, Hyun... Multikill? —dijo Kara con un tono muy poco amable—. ¿Te ha salido mal algo? Estás un poco de malas, ¿no?
—¡No me tientes, imbécil extraterrestre!
—Quizás es que tienes miedo —dijo Clark.
La rabia de MK se volvió más fuerte y arremetió a toda velocidad contra él. Pero Clark desapareció de su camino. MK derrapó varios metros hasta detenerse con los ojos inyectados en sangre.
—Muy lento —dijo Clark—. Será fácil.
MK sonrió con maldad y los miró fijamente. Kara se elevó dos metros en el aire y Clark empezó a caminar lentamente hacia el monstruo. Se concentró y alzó una mano. La bajó como si fuese a aplastar algo contra el suelo.
Kara cayó al suelo golpeada por un brazo invisible. Clark cayó aplastado al suelo.
—Estúpidos... ¿olvidáis que soy telequinético?
—Pues mira —dijo Kara levantándose—, lo había olvidado. Clark.
Los Kryptonianos se abalanzaron contra él a una velocidad superior a la acostumbrada. ¡Pero MK los detuvo! Se quedaron haciendo fuerza unos contra otros: Kara y Clark contra MK y MK contra ellos. No lograban moverlo. MK sonrió lentamente.
—¡Pero bueno! Tan rápidos y tan débiles. Esto es ideal.
Se concentró y empezó a absorber poderes. Pero... Cambió de expresión. Kara y Clark sonrieron.
—¿No puedes quitarnos los poderes? No son poderes que un freak pueda quitar —aclaró Kara.
—Ni mucho menos —apoyó Clark. Se esforzaron más y MK empezó a ceder. Retrocedía arrastrando los pies. No quería creerlo, pero pasaba. No era capaz de quitar sus poderes y ahora ellos sacaban más fuerza de ninguna parte.
MK se puso rojo de ira.
—¡Nooooo! —rugió con todas sus energías.
Dio dos potentes golpes a toda velocidad a un kryptoniano y a otro. Kara salió disparada contra un cartel al borde de una carretera. Clark se perdió tras cobertizo abandonado.
—Aaaaahhhhgggrrrr —MK se agarró fuertemente la cabeza. Volvía a pasar. Se volvía loco... Ahora era el turno de otra ciudad... Metrópolis, quizás. No, ya estaba bien de destrucciones sin sentido.
Se transportó a un rincón alejado a años luz en su propio universo mental. Tan alejado que ni siquiera era capaz de sentir la presencia del chico que allí había encerrado.
Kara se recuperó y se acercó a Clark, que se había incorporado también.
—¿Ha huido? —dijo Clark.
—Creo... que... ¿se enfadó? —la chica se encogió de hombros.
En ese momento, se aproximaba un gran camión desde Metropolis. Kara y Clark lo reconocieron.
—Bueno, parece que llegan tarde —bufó Clark.


—Vaya, un hombre armado —dijo con total tranquilidad Bruno Mannheim.
—Ni un paso o te mato —dijo Nolan que lo apuntaba.
Harper se acercó lentamente a Mannheim.
—Vi como te acercaste a aquel chico y le susurraste que matara a Kara Davidson.
—Vaya... vaya. ¿Sabes leer los labios?
—Y sé reconocer a los criminales. Le diste una orden y destrozó todo Grandville.
Algo cayó en el suelo. Un anillo con una piedra verde iluminó a Harper que bajó la guardia. Mannheim se acercó sin temor alguno.

Nolan intentó disparar. Sólo lo intentó. Al querer apretar el gatillo, no pudo. Estaba paralizado. No sé podía mover. Mannheim recogió el anillo del suelo.
—Tu instinto básico no está muy activado... —dijo Bruno.
Nolan no podía hablar.
—¿Qué te pasa? ¿No te puedes mover? —dijo Bruno riéndose—. Bien, bien... me ahorras trabajo. ¿Quieres jugar al ajedrez? Yo siempre tengo las figuras negras. Venga, empiezas tú. Ah...
Mannheim se acercó al paralizado Nolan Harper.
—Es verdad, no te puedes mover —dijo golpeándole. Nolan cayó al suelo.
—Ahora me toca a mí. Has jugado mal, amigo mío. Estás en jaque —Mannheim levantó a Nolan del suelo.
—Voy a jugar con el alfil... —dijo Mannheim agarrando una barra de hierro. Tiró el objeto con toda su fuerza hacia Nolan. La barra atravesó el cuerpo de Harper.
Mannheim se puso el anillo y empujó a Nolan que cayó al suelo retorciéndose de dolor. Dejó el callejón mientras Harper... se moría.


En algún lugar Canadá.
Kryptonite Man se había ocultado en una zona poco poblada para no ser molestado. Había corrido durante horas a una velocidad trepidante. Ahora estaba agotado y la ira volvía a él con facilidad.
Se agarraba la cara con ambas manos, intentando controlar su temperamento, pero era inútil. Tanta terapia como había hecho para controlar sus emociones se había ido todo a la basura. Se debilitaba constantemente. No podía sobrevivir así. Debía volver a aprender a controlarse.
Además, recordaba a cada segundo al monstruo que casi lo mataba. Era más fuerte. La primera vez, en el primer encuentro cuando lo atravesó con su brazo metálico, creyó haber visto en sus ojos una maldad pasiva, como la de un asesino que comete un crimen sin ganas. ¿Eso había sido? ¿Un asesinato sin ganas de matar? Y aún así casi lo mata.
Luego pensó en la Luthor. Aquellas instalaciones donde había despertado estaban acondicionadas para generar energía a gran escala. La energía que le iban quitando a él mientras se consumía. Quizás hubiese durado así algunos años. Si no fuera por...
Volvió a centrarse en el monstruo y la ira lo debilitó aún más. Debía controlarse. Recordó ahora los ojos del monstruo. Estaba decidido a matarlo, no tenía dudas al respecto, era casi una necesidad para él.
Pero mientras Kryptonite Man siguiese debilitándose, no podría hacer nada si volvía a ocurrir. Lo único extraño era cómo se había sentido cerca de MK.
Se había sentido más... más Damned y menos Kryptonite Man. ¿Qué era?
No lo sabía ni le importaba en ese momento. Tenía la firma intención de ocultarse hasta haberse recuperado. Nadie daría con él y él no buscaría a nadie. Era momento de retomar el control emocional.

Escritores: Keidell, Bertu
Guionistas: Keidell, Bertu, elementokr36

2x17: Búsqueda, captura
En las afueras de Metrópolis dos agentes seguían el rastro de Bruno Mannheim. En su documentación, no figuraba ningún apartamento ni ninguna posesión, tan solo estaba registrado en el censo, pero no pagaba los impuestos, no tenía trabajo... Parecía haberse librado de la esclavitud que lleva la sociedad.

Cerca de un pequeño bosque donde se podían ver perfectamente las naves industriales de Metrópolis, Benjamin Lockwood y su compañero Sánchez caminaron a paso lento siguiendo el rastro de Mannheim. Con ellos se encontraba un perro policía.
—Vamos Toby, busca... —susurró Sánchez.
— ¿Ya lo has bautizado? —dijo riéndose BL.
—Sí, es para que reconozca mi voz y todo eso.
—Interesante, pero después tenemos que devolverlo.
—Eso ya lo veremos —susurró sonoramente Sánchez.
El perro se detuvo.
—Espera, parece que Toby ha encontrado algo —dijo BL al ver que Sánchez continuaba caminando.
De repente, el perro se soltó de la correa y se acercó a un barranco en medio del bosque.
— ¡Toby, vuelve! —dijo Sánchez.
—Calla, está claro que ha encontrado a Mannheim. Vamos.
BL y Sánchez bajaron rápidamente el barranco. Se encontraron con una pequeña cabaña donde el perro empezó a ladrar.
—Prepárate.
Los dos se armaron mientras entraban lentamente en la cabaña. En el interior, se encontraba una multitud de cadáveres y el hedor era repugnante. El perro empezó a ladrar otra vez.
— ¿Qué pasa? —dijo Sánchez.
—Nada, sigue.
Toby se asustó y salió corriendo de la cabaña.
—Maldito perro —dijo Sánchez girándose. Se quedó atónito.
—Deja el perro, aquí se cuece algo grande... Vamos a encontrar a Mannheim como sea.
—Je-jefe.
—No me interrumpas. Sigue alerta, no sabemos a lo que nos enfrentamos.
—Jefe... gírese.
— ¿Qué me gire? —dijo BL adentrándose un poco más.
—BL, tenemos... al monstruo aquí.
— ¿Qué monstruo? ¿El de galletas?
—Jefe, ¡Multikill!

Multikill entró en la cabaña llevando dos muertos en sus hombros.
—Fuera —gritó Multikill.
BL apuntó al corazón del monstruo pero MK desvió la bala.
—He dicho fuera.
Sánchez intentó encontrar una salida pero no lo consiguió.
— ¿Es que no me entendéis? —dijo MK capturando a Sánchez y a BL.
Los teletransportó en las calles de Metrópolis, en el momento que pasó un vehículo blindado. Casi no pudieron evitar el impacto, pero lograron salvarse.
—Jefe... la próxima vez... —dijo Sánchez exhausto.
—Nunca más mencionaré al Monstruo de las Galletas.

Emily, intrigada por el trabajo secreto de William, se largó unos momentos del hospital para ir al lugar donde trabajaba su marido. Era un edificio no muy llamativo, situado a las afueras de Grandville donde un proyecto de nuevos edificios no prosperó. La zona quedó prácticamente desierta, tan solo rodeada de pequeños campos de viejos granjeros de la ciudad. Emily burló a los coches patrulla.

Aparcó cerca de la entrada. La verdad es que una vez estuvo allí, pero nunca entró en el interior. Debajo del cartel de "Transportes Newman" había una puerta donde se tenía que introducir una contraseña. Una simple frase o palabra era necesaria para entrar dentro. Emily pensó varios segundos y puso su nombre. No pasó nada. Intentó lo mismo con los nombres de sus hijos, y el de su marido. Después, ya desesperada, intentó con el nombre de la organización, SOL. Sin saber qué hacer, pensó en la opción menos probable. Introdujo la frase "D'Artagnan". Y sorprendentemente, la puerta se abrió. Aquella frase mostraba la inteligencia de William, ya que solo se les habría ocurrido esa frase a las personas que realmente le importaban.

Cuando entró se percató que no era un simple negocio. El ruido de las computadoras se hacía notar debido a la gran cantidad de ordenadores que había. Unas cámaras de seguridad, que ahora parecían desactivadas, ocupaban cada esquina. Estaba lleno de pequeños despachos que estaban desiertos. Emily tocó sin querer una pared y apareció un sótano metros atrás. Allí parecía ser la central. Unas enormes pantallas y unos grandes sillones presidían el lugar. Emily se alertó al escuchar un teléfono sonar. Sin saber qué hacer, optó por descolgar.
— ¿Diga?
—Oiga ¿Está listo mi Toyota? —Emily estaba temblando—. ¿Oiga? ¿Me escucha?
—Se... se ha equivocado.
Al colgar, Emily se encontró con unos informes encima de la mesa. Le llamaron la atención desde el primer momento porque en ellos aparecía su apellido de soltera, Mannheim. Cuando se acercó, vio que no se trataba de ella, sino de su hermano.

Al leer aquello, le entró pánico. ¿Cómo era posible que su hermano pequeño hubiera hecho todo aquello? Asustada, salió corriendo del edificio y subió al coche mientras intentaba tranquilizarse. Escuchó gente hablando, así que encendió el motor y se dirigió al hospital de nuevo antes de que la interrogaran.

Oliver se frustraba cada vez más. Kara evitaba pensar en eso y centrarse en su búsqueda aérea. En los últimos meses había descubierto nuevos poderes, pero sólo la habilidad de volar estaba siendo explotada desde el principio. Ya sentía que llevase años sabiendo volar.
Lo que le extrañaba era que su primo se negase a tan increíble don. Se fijó sobre el terreno que sobrevolaba, Edge City. Sabía que MK pasaba seguido por ahí, quizás para despistarlos. ¿Por qué no se enfrentaba a ella de una vez? Eso era lo que él quería, ¿no?
Pasó a supervelocidad por entre los edificios y miró calle por calle. El sol pegaba fuerte. Era una época del año difícil con los calores, pero ella estaba perfectamente bien. Entonces, cuando pasó de largo por un edificio, la luz del sol la sorprendió y la deslumbró un instante. Se detuvo a varios metros de altura sobre una de las calles más transitadas.
Cuando se dio cuenta, algunas personas miraban atónitas hacia arriba y desde los edificios. Alertada, Kara se alejó a supervelocidad para evitar problemas.
A Oliver no le iba a gustar mucho que se hubiese expuesto así a la vista de todos.

Queen y los otros seguían en el gran tráiler, estacionado a varios kilómetros de Metrópolis. Se oyó un ruido en un cuarto cerrado del camión. No era muy grande, pero dentro estaba completamente oscuro. Así era como Mely podría llegar y salir de la base de operaciones.
Taylor y las hermanas Waittel salieron del reducido espacio. Mary llevaba la jadarita en una mano. Julian se sorprendió.
— ¡Hey! No deberías haber traído así la jadarita...
—No os preocupéis —interrumpió Mely—. No han perdido sus poderes al tocarla.
— ¿Pero no se supone que...? —empezó Oliver.
—Nuestros poderes no provienen de la kryptonita —recordó Elle—, sino de aquel cristal del que nos hablasteis. La jadarita no absorbe nuestras habilidades.
Oliver y Roy se miraron. Julian y Willy también.
—Entonces —comenzó Willy—, quizás le quitemos a MK algunos poderes... pero no todos.
—Incluso puede ser que no le quite ninguno —repuso Roy—. Pero hay que probar. ¿No, Oliver?
—Hay que intentarlo al menos.

Daniel Stanopen logró entrar en el centro de Grandville. Ahora las patrullas de la policía eran en las afueras. Se encontró con su casa, que aún estaba en pie. Caminó por las calles mientras observaba el instituto, quizás el lugar más devastado. Allí se encontró con Lex.
—Vaya Lex... —dijo Daniel acercándose—. Siguiendo mis consejos.
—Tomé mi decisión —dijo Lex capturando del suelo la bandera americana que estaba en las puertas del instituto.
— ¿De qué se trata?
—Es algo muy simple, voy a pagar las desgracias de mi padre. Es algo que viene en mi herencia.
—Los inconvenientes de ser un Luthor —susurró Daniel.
—Preferiría que se tratara de una enfermedad. Soy juzgado por la gente que no me conoce de nada, creen que soy igual que mi padre...
—O incluso peor...
—Y ya estoy harto. Quiero que la gente me vea tal y como soy.
—No Lex, quieres que te vean cómo quieres ser, es diferente.
Hubo un silencio.
—Voy a pagar los desperfectos de la ciudad —dijo Lex dejando caer la bandera al suelo.
—Es un buen comienzo.
Lex se acercó a su coche.
—Escucha —dijo Daniel—. Lucha por lo que quieres, eres un Luthor, pero también eres Lex.

Lionel Luthor, como siempre con el orgullo en lo más alto, entró en sus instalaciones ubicadas al sur de Denver, Colorado. Ese complejo de investigación era suyo desde hacía año, mas sólo en los últimos meses le había sacado provecho.
Los operarios y los encargados de laboratorios, unos hombres con bata azul oscura se acercaron. Uno llevaba una tarjeta con su nombre: señor Johnson.
—Vaya señor, Luthor —saludó sintiendo cierta sorpresa—, un placer verlo por aquí. Creo que no ha venido aquí para ver a los Nuggets.
—Estamos en verano, señor Johnson y no me interesa el baloncesto...
—Entonces vamos a ver al bebé. ¿Cierto?
—Exacto.
Llegaron a una sala totalmente esterilizada habiendo pasado por varios ascensores del personal. Cuando llegaron, estaba prácticamente vacío. Sólo había un hombre y una mujer encargándose en todo momento de un niño pequeño, muy pequeño, situado en una cuna cubierta por una cúpula de vidrio la mayor parte del tiempo.
Cuando Luthor se acercó, el niño comenzó a estar inquieto.
—Reacciona ante su presencia, señor Luthor —susurró la mujer un poco desconfiada.
—Eso debe ser buena señal.
—El problema es que sólo reacciona así... ante las amenazas.
Lionel Luthor la miró sonriendo. Parecía que lo estaba tomando a broma, pero no era así.
—Entonces, señores, este niño es verdaderamente un prodigio de la supervivencia.
Rió por lo bajo un momento mientras se alejaba hacia las puertas. Por fin, un proyecto que parecía estar yendo bien. Por fin.

El tráiler se puso en movimiento. Sólo era para cambiar de posición. Roy abrió una compuerta para que entrase Clark a toda velocidad. Kara llegó justo después. Harper no los vio entrar, pero los sintió, así que volvió a cerrar.
—No hay forma de dar con él, Oliver —dijo Clark.
—Ni siquiera volando —añadió Kara—. Por cierto, tuve un pequeño momento de distracción y creo que me vio mucha gente. Espero que no me puedan reconocer si me ven otra vez por la calle.
Oliver pensó detenidamente sobre eso.
—Sabía que había que tener algún tipo de traje o similar para ocultar vuestras identidades —dijo Oliver—. Es más, ya deben tenerlos preparados.
— ¿Preparados? —Preguntó Clark— Yo no quiero ir vestido por ahí con mallas o capas... prefiero llevar los calzoncillos por fuera... —rió nerviosamente.
—Todo se puede combinar —rió ahora Roy.
—No será nada llamativo. Sólo para ocultar quiénes sois en realidad.
—Está bien —dijo Kara—. Por mí está bien. Ya fui así una vez por Sídney, no fue intencionadamente, pero me gustó.
Clark seguía teniendo dudas, pero Oliver fue un poco estricto con eso. Si querían mantener su secreto, debían tener algún tipo de alter ego que protegiese su identidad. Era comprensible.
—Bien, diré al conductor que nos lleve directamente a Metrópolis, allí veréis lo que os tengo preparado —avisó Queen.
Emily conducía lentamente hacia el hospital, pero se encontró con un coche patrulla y aceleró para que no la detuvieran. Ahora estaba en la carretera Grandville-Edge City sin darse cuenta, donde ambos sentidos estaban cortados, así que tenía que dar media vuelta para regresar. Esperó unos segundos al escuchar el ruido de un helicóptero pasar por encima. Estaba segura que la habían visto. Volvió a poner en marcha el coche a toda velocidad por la carretera regional cuando, al cruzar, alguien se puso en medio de su trayecto.
Emily frenó a escasos centímetros del hombre. Era Bruno Mannheim. Emily se asustó, pensando en las cosas que los informes de la organización de su marido decían sobre su hermano, y salió del coche.
— ¿Bruno? ¡Bruno! ¿Qué haces aquí?
Mannheim se quedó mirando a su hermana, que se acercó a él.
— ¿Estás bien? —dijo manteniendo las distancias.
—Me falta algo —susurró Bruno Mannheim.
—Bruno... sé lo que has estado haciendo... mejor dicho... lo que dicen que has hecho. Dime que nada de eso es cierto.
Mannheim capturó el brazo de su hermana que se detuvo de golpe. Estaba paralizada. El hombre tenía en la otra mano el anillo, pero no lo tenía puesto.
— ¿Bruno? ¿Qué...?
— ¿Qué...? ¿Qué te he hecho? Paralizarte, ya lo ves.
— ¿Pa-paralizarme? Bruno, déjame.
—Eres un peligro para mí, creo que ya sabes que no me gustan los peligros.
—Bruno... suéltame... —susurró Emily.
—Respondiendo a tu pregunta. Sí, yo estoy detrás de todo esto, así que seguro que lo que te han dicho de mí es cierto.
— ¿Qué? Nunca... hubiera pensado esto de ti, Bruno, nunca.
—Ya... ahora sí lo haces. Y en tu interior debes estar llamándome de todo menos guapo —se burló él—. Y eso que lo más probable es que no sepas nada de mis planes contra ese alien que llamas hija.
—Bruno ¿qué me estás contando? —empezó a gritar la mujer.
—La realidad. Pero después de lo que le hice a nuestro queridísimo padre... no creo que te extrañe mucho.
Mannheim sacó una pistola de su bolsillo mientras en el rostro de Emily empezaban a caer las primeras lágrimas de odio e indignación.
— ¿Qué has hecho, idiota? —susurró Emily.
Mannheim apuntó en la cabeza de su hermana.
—No... No, por favor. No me hagas esto.
Mannheim aguantó el arma varios segundos, pero no podía aguantar la mirada suplicante de su hermana. Escucharon una alarma de un coche policía. Bruno volvió a ponerse el anillo de kryptonita y Emily ya no estaba paralizada. Mannheim entró en el coche y lo puso en marcha. Dedicó una breve mirada a su hermana y luego se fue a toda velocidad con el vehículo. El coche patrulla por fin llegó.
—Señora. ¿Está bien? —dijo un agente saliendo.
— ¿Eh? Sí, sí...
— ¿Necesita que la llevemos?
Emily pensó un instante. Seguía mirando hacia la dirección en que Bruno había escapado con su coche.
—Eh... sí, si fueran tan amables de llevarme al hospital de Grandville.

En la comisaría de la policía de Metrópolis, Lorkie estaba sentada en una sala de espera bebiendo un té encargado por Sanders. Bartowsky estaba a su lado hojeando una revista científica.
—Sí que tarda el policía ¿no? —dijo Al rompiendo el silencio.
—Estará ocupado con todo eso.
— ¿Está bueno?
— ¿Perdona?
—No me refiero a Sanders, sino al té.
—Ah —dijo Lorkie algo confundida—. Está demasiado caliente para un verano. ¿Es interesante?
— ¿La revista? No lo suficiente caliente para un verano —dijo Bartowski riéndose.
Sanders salió de su despacho.
—Vale, Lorkie... Hemos empezado a rastrear a Mannheim, si puede dar órdenes a ese monstruo es la persona que nos interesa más y la más peligrosa.
—Vale, si puedo ayudar...
—Te quedarás aquí, por seguridad. Según lo que me has contado, el monstruo podría encontrarte.
—Correcto.
Lorkie se giró. Sentada en la silla de su espalda apareció Multikill.

El monstruo se levantó de su asiento y arrancó su silla. Sanders sacó su pistola y disparó al monstruo, pero las balas rebotaron. Los pocos agentes que había en la comisaría se alertaron y huyeron del monstruo. Lorkie consiguió distraer a Multikill, iba camino de los ascensores. Al entrar, las luces se apagaron. Escuchó un fuerte sonido, como si alguien hubiera aterrizado encima de ella. Mientras, el ascensor iba bajando.
—Tranquila —dijo una voz de mujer.
Lorkie cerró los ojos hasta que sintió una luz.
Notó que había vuelto la luz, o eso creía. Se encontraba en una terraza. Mely Taylor apareció a su lado.
—El monstruo ya no está, estás a salvo.

Mientras, en la comisaría, Multikill fracasó con encontrar a Lorkie. Ahora estaba rodeado por la policía. Levantó una mesa, la hizo girar varias veces y la lanzó contra las puertas de vidrio de la comisaría que se rompieron en mil cristales. Sanders ordenó no salir del edificio para garantizar la seguridad de la ciudad. Multikill seguía destrozando todo lo que se encontraba.

Un agente se cruzó con él. Intentó dispararle pero los nervios le traicionaron. Multikill capturó al agente por el cuello, levantándolo varios centímetros del suelo y haciendo impactar su cabeza contra el techo.

Bartowsky capturó una silla y golpeó a Multikill con ella. La silla quedó hecha en mil añicos. Multikill ni siquiera se inmutó, pero soltó al agente y se giró hacia Bartowski, que volvió a intentar otro ataque. Lanzó una patada en la entrepierna del monstruo, que tampoco se inmutó.
—Muy listo —dijo Multikill capturando otra mesa.

Bartowsky saltó por las escaleras esquivando la mesa que chocó contra unos ordenadores que había en el primer piso.

Multikill se dejó caer contra las escaleras. Allí estaba Sanders, intentando reanimar a un agente. Ambos se miraron.
— ¿Por qué haces eso? —susurró Sanders.
—No tengo elección —dijo Multikill observando los desperfectos. Al mirar en las puertas principales, observó una figura conocida. Se acercó allí.

Estaba seguro que había visto a Damned.


Julian y Roy, enviados por Oliver a Metrópolis, comenzaron su patrulla por las calles más oscuras de la ciudad. Mucha gente estaba oculta en ellas, pero apenas se veía un alma. Multikill había causado destrozos cerca, en la policía, y eso hacía que estuvieran todos alerta.
Lo peor para Julian era llevar ese traje diseñado por los de Queen. Se sentía incómodo vestido así, pero Roy parecía ir como si nada. Kara tenía su propio "disfraz", aunque como era muy similar, aunque extrañamente corriente, no tan llamativo como el de una animadora ni tan común como iría vestida normalmente. Para ella, estaba genial. Julian deseó poder volar para ir con ella y no con Roy.
Kara, por su parte, seguía sobrevolando por la zona. Aunque pronto dejaría de hacerlo. Oliver ya lo había dicho claro, MK cada vez aparecía menos, y aunque lo lógico entonces era buscarlo más, decidió que la operación se interrumpiría hasta que lo volviesen a ver. La última aparición, en la policía, parecía que iba a ser la peor, pero por alguna razón había decidido irse, así sin más. Kara se preguntaba por qué. Otra cosa que se preguntaba era por qué Clark se negaba tanto a vestirse con su traje de "incógnito".
Él dijo que tendría más cuidado, no se dejaría ver. La velocidad sería su escondite. Por otro lado, mientras no hubiese problemas, estaba bien así.
—Clark, ¿me oyes?
—claro. ¿Has visto algo?
—Lo veo todo, menos a Multikill.
— ¿Qué ocurre, entonces?
—Sólo que me aburro. Y como no quiero tener que hablar con un comunicador con el resto, prefiero hablar contigo.
—Eso es muy amable de tu parte
Kara rió nerviosamente. Vio a Julian y Roy en una calle de Metrópolis.
—Clark, has hecho una buena elección. Llevar los trajes de Oliver lo deja a uno un poco ridículo.
Ahora rió Clark.

Multikill irrumpió en su universo de una forma terrible. Estaba en una parte que nunca había estado, y era totalmente blanca, pero cuando apareció él, se tornó de un oscuro horrible.
Se sintió en todo el universo. Estaba más alterado que nunca. Por suerte había logrado salir del universo real, no habría soportado que viesen de nuevo su debilidad, y menos en una ciudad enorme como Metrópolis. Había visto a Damned, estaba seguro, y eso le permitió darse cuenta de su estado. Ahora en su universo logró tranquilizarse por fin y reflexionar más detenidamente.
Aquel monstruo verde lo seguía. Aprovechaba su ventaja, esa que le permitía ser ilocalizable para MK, para seguirlo.
Multikill llegó a una decisión fácil: desaparecer del país durante un tiempo. Cazaría sin llamar la atención a otros freaks. Los de Sídney... Eran incluso más fácil de detectar que los de Grandville, Smallville y Metrópolis. Y su poder era tan... satisfactorio.
El universo volvió a la normalidad, pero MK se quedó más tiempo allí.

—Alerta, chicos —dijo Oliver.
Julian y Roy patrullaban por los suburbios de Metrópolis, que no eran escasos. El retransmisor de Roy emitía pitidos continuamente, debido a la comunicación del equipo.
—Roy, Julian ¿Estáis bien? —dijo Kara.
—Podríamos estar mejor, pero no te preocupes por nosotros —dijo Roy hablando por el retransmisor.
—Podríamos estar mejor acompañados...
—Sí, me pesa decir eso, pero estoy de acuerdo. ¿Te has fijado? Me ha nombrado a mi primero.
— ¿Ah, sí? —mi padre siempre dice "El burro va delante".
Los dos retomaron el paso. Se fijaron en unas manchas que había en medio de la calle.
— ¿Es sangre? —dijo Julian acercándose.
—Puede ser —dijo Roy también acercándose.
Siguieron el rastro de las manchas. Recorrieron varios callejones de mala muerte mientras se sentían observados. Gente asustadiza asomaba su cabeza por la ventana mirándolos.
—Es algo incómodo... —dijo Julian apresurándose.
—Tienen miedo, no los mires.
Llegaron a las puertas de un almacén. Las manchas ya no estaban allí.
—Roy —dijo Oliver—. ¿Alguna novedad?
—Un sospechoso rastro de sangre.
— ¿Sangre?
—Te informaré.
—Parece que la respuesta está aquí dentro.
Los dos entraron en el interior del almacén. Julian preparó sus poderes. Se encontraron con una barra de hierro manchada de sangre. Los siguientes pasos quedaron grabados en la memoria de Roy Harper.
— ¡No! —dijo Roy acercándose a su padre que estaba muy malherido en el suelo.
— ¿Hijo? ¿Roy... Roy eres tú? —dijo Nolan intentando levantarse.
—No, no te muevas. Tranquilo.
—Roy... ¿Qué haces vestido así?
Roy no respondió.
— ¡Julian! Avisa a Oliver. ¡YA!
Julian asintió y salió al exterior para llamar a Oliver.
—Hijo... —susurró Nolan—. ¿Qué haces?
—Intento salvar Metrópolis, papá —Roy esperaba que su padre lo riñera.
— ¿En serio? Nada me hace más feliz, hijo. Pensé por un momento que eras de los malos.
—No... ¿No me dices nada?
— ¿Qué tengo que decirte? Haces lo correcto.
Nolan cerró los ojos.
—Papá, no cierres los ojos.
—Roy, cuida de tu madre y de tu hermana. Yo...
— ¡No puedes morirte! —dijo Roy acercándose al pecho de su padre.
—Creo... que... ha llegado mi hora, hijo.
—Te necesito.
—No —dijo riéndose Nolan—. Hoy me has demostrado que ya eres mayor. Me recuerdas a mi cuando era joven... El mismo espíritu. No permitas que nadie te cambie. Eres... mi hijo... yo te he educado. Sé tú mismo... Recuerda que eres... Roy Harper.
Nolan suspiró por última vez. Julian entró.
—Tranquilo señor Harper, ahora viene... —Julian no continuó.
Roy cerró los ojos de su padre y se levantó entre lágrimas. Julian no sabía cómo actuar. Abrazó a Roy mientras Harper se lamentaba.
Pocos días después, se celebró el entierro multitudinario en Grandville. En total habían muerto 343 personas. La mitad de las casas de la ciudad habían sido dañadas y una cuarta parte completamente destruidas.

La ceremonia empezó. No solo estaba el pueblo de Grandville, sino la gente de Smallville, Edge City y Metrópolis habían acudido a la señalada cita.

Música: OneRepublic - Come Home

Kara estaba sentada en uno de los bancos más cercanos al altar, al lado de Miranda, Roy y Sarah. Detrás tenía a sus padres junto a su hermano y a su novio. William estuvo a punto de quedarse parapléjico, pero finalmente, logró andar por sorpresa de todos. No se libró de llevar la silla de ruedas.

Roy estaba abrazando todo el rato a su madre que estaba desolada. Kara sujetaba la fría mano de Miranda que no articuló palabra en toda la ceremonia.

El funeral se celebraba al exterior de la Iglesia de Grandville, debido a la multitud de ataúdes que había que enterrar. Solo se haría la ceremonia, el entierro sería privado.

Bancos atrás, Lorkie estaba en medio de la multitud. Las hermanas Waittel miraban la escena desde lejos. Oliver Queen estaba a su lado, esperando al entierro de Nolan Harper.

El cura dio un discurso que emocionó a todos los presentes. Una banda puso la música a la ceremonia. El gobernador de Kansas, una vez terminada la ceremonia, se acercó a todos los ataúdes y les puso una medalla. Un reconocimiento. Luego subió a altar y dirigió su condolencia a todas las personas.

La ceremonia oficial acabó. La gente, desolada aún más de lo que vino, se iba lentamente. El ruido de unos aviones hizo que los presentes levantaran la vista al cielo.

Un gran número de aviones dibujaba en el aire la bandera americana. Aquello destrozó aún más a Sarah y a Miranda, que se arroparon con Roy Harper.

Julian se acercó a Kara, que estaba desolada.
—Eh... Kara... no llores.
—Lo peor... es que Multikill aún está suelto.
La abrazó.

Los Davidson se dirigieron hacia el ataúd de Nolan Harper.
—Bueno... —articuló Roy—. Supongo que tengo que decir unas palabras. Papá... era un verdadero héroe. Desde el primer momento de su vida hasta el último, como ha demostrado... se ha preocupado por el estado de la gente de su alrededor. Familia... amigos... gente que no conocía... Mi padre no ayudaba a la gente para obtener beneficios. No se sacrificaba esperando una recompensa. Simplemente... ayudaba porque... era el más humano de todos nosotros. Desde pequeño... recuerdo que siempre nos ayudó. Murió salvándonos... El mundo ha perdido a un gran hombre. Pero nunca se irá porque siempre lo recordaremos e... intentaremos seguir su ejemplo y aplicar todo lo que él nos enseñó. Ayudar a los demás... por encima de todo.
Miranda y Sarah lloraron. El ataúd empezó a bajar. Roy, sin que nadie lo viera, deposito una flecha roja antes de que la tierra cayera encima.

Y allí estaba, el cuerpo de Nolan Harper se desvanecía bajo tierra rodeado de héroes, gente que de alguna manera aprendió de su sacrificio y salvaría algún día el mundo, como él hubiera hecho.

Lorkie miraba la escena desolada, detrás de un árbol. Sanders se acercó a ella.
— ¿Cómo estás?
—Todo fue culpa mía...
—Eso no es verdad. ¿Crees que dejaría libre a un culpable? Venga, alegra esa cara.
— ¿Por qué no va con ellos?
— ¿Sabes qué? Tienes razón...

Clark y Chloe observaban como quitaban los ataúdes.
—Chloe... Tú y yo tenemos que hablar.
—Claro... dime.
—Es sobre los informes. ¿Lo has leído, verdad?
—Ya te dije que no, Clark. ¿Quieres contarme algo?
—Te contaré la verdad.


En el turón de la Iglesia, Kara observaba el nuevo cementerio que se había levantado, lleno de flores blancas. Quitaban los preparativos, la gente se iba. Todo intentaba volver a la tranquilidad de la ciudad. Clark se acercó a ella. Se saludaron.
—La ciudad tiene unas vistas preciosas —dijo Clark.
—Sí... qué pena que la más bonita se haya convertido en un cementerio.
—He contado mi secreto a Chloe —dijo Clark dándole mucha importancia.
—Me alegro —dijo Kara—. Tarde o temprano iba a leer esos informes, era lo mejor.
— ¿Qué vas a hacer ahora que Multikill ha desaparecido?
—No lo sé, supongo que pasar más tiempo con Miranda, empezar el curso, estudiar... volver a la normalidad, si es que se puede decir así. ¿Y tú?
—Volveré a la granja. Me ha encantado conocerte. Pensaba que era el único kryptoniano en este mundo. Además somos familia.
—Menuda familia —dijo Kara riéndose.
—Si... si no te importa. Me gustaría saber más sobre estos sueños que tuviste...
—Claro.

Roy se quedó observando la tumba de su padre. Julian se acercó.
—Buen discurso.
—Gracias —dijo Roy girándose.
—Roy, si te ofendido alguna vez no era mi intención... en realidad me caes bien.
—No te preocupes Stanopen, está bien.
— ¿Te acompaño a tu casa?
—No sé si conseguiré aguantar mucho más.
—No lo hagas. Estoy aquí para eso.
Roy se rió levemente y abrazó a Julian. Ambos soltaron las lágrimas de amargura que les quedaban.

Kara, al llegar Roy en su casa, decidió dejar a los Harper solos. Se dirigió a la casa de Julian. En la entrada, Oliver Queen y Daniel Stanopen conversaban. Se saludaron. Kara subió a la habitación de Julian, donde estaba él.
— ¿Estás bien? —dijo Julian al verla entrar.
—Lo superaré —dijo Kara sentándose en la cama. Sus palabras sonaron frías, pero su rostro mostraba lo contrario.
—Ambos lo superaremos —dijo Julian sentándose a su lado.
—Una cosa... ¿Guardas los trajes que nos dio Oliver?
Julian se levantó y abrió el armario.
—Aquí están —dijo capturando el traje de Kara y prestándoselo.
Davidson miró fijamente el traje mientras lo acariciaba.
— ¿Qué pasa? —dijo Julian al ver a su novia tan inquieta.
—Nada. Cada vez tengo más claro porque fui enviada aquí.
— ¿Y por qué causa? —dijo Julian sentándose otra vez.
—Para salvar el mundo.

Escritores: Keidell, Bertu
Guionistas: Keidell, Bertu, litz
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Y... penúltimo capítulo de Grandville. :smt010


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melymely
Clark Kent
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Registrado: Vie Sep 01, 2006 10:12 pm
Ubicación: Perdida entre un mar de gente.....

Mensaje por melymely »

Chicos/as es que se acaba grandville???
Bueno parece que dejais las líneas atadas a excepción de MK, pero lo echaré de menos...
La verdad es que el entierro ha sido muy emotivo, muchas tumbas, mucha desolación....En fin si la historia la visteis así,,, me gusta como lo enfocais y eso. Acerca de Bruno y MK que siguen fugados....pues uno descansa pero el otro....que planea Bruno???
Gracias por dedicar vuestro tiempo a escribir. :smt006



Keidell
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Mensaje por Keidell »

Contestando a la primera pregunta, sí, GV se acaba. Y depende de cómo esté la cosa, continuaremos la historia de GV en un fanfic con un nombre diferente... si hay lectores :s

Contestando a la última... yo me pregunto lo mismo :smt005 :smt005


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Bertu
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Mensaje por Bertu »

Un vídeo muy simple que hice
http://www.youtube.com/watch?v=kyfulNdW7JM

Y el trailer del capi
¿Qué tienen en común...
Un bosque
Un juzgado

Y un concierto?

Grandville termina allí


—Espero que te hayas lavado las manos...

“EL PRÓXIMO VIERNES”
—¿Estáis listos? Esto va a ser duro.
***
—Espero que la música te haga salir de tu cueva, Multikill.
***
“LA VENGANZA...”
—No podrás detenerme.
***
—Roy ¡Sigue el jodido plan!
—Hay cosas que no puedes parar. Y una de ellas es mi venganza.
“EMPEZARÁ”
—Te prometo una cosa. Voy a hacer lo posible para matarte.
***
—Que os pudráis dentro.
“Y ACABARÁ”
—Esto hay que celebrarlo ¿No?
***
—¿Estáis listos, Grandville?
—1,2,3
***
“DESPUÉS DE 36 CAPÍTULOS. GRANDVILLE LLEGA A SU FÍN”
—O...oye, Miranda...
—¿Sí?
“GRANDVILLE”
—¿Willy? ¿Eres Willy Davidson?
—Sí. ¿Por qué llamabas a mi hermana?
—Es importante. Una posible forma de acabar con Multikill.
“2x18”

—Malditos.
***
—Clark... La energía que necesitamos... puede ser Damned.
“LA VENGANZA”
El próximo viernes, final de Grandville.


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Keidell
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Mensaje por Keidell »

Bueno, el capítulo 2x18: La venganza, se publicará en unos momentos. Pero sólo la primera parte. Este viernes se publicará el final XD


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Bertu
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Mensaje por Bertu »

Grandville 2x18 - La venganza (1a parte)
Dos meses después, las calles de Grandville se llenaron de nuevo. El verano ya se estaba terminando pero aún así hacía un día soleado. Las terrazas de los bares estaban llenas de cajas. Habían sido comprados todos los elementos necesarios, como bebidas y demás, para llevarlos hasta los nuevos pabellones pagados por las Industrias Queen, recientemente inaugurados, que llevaban el nombre de Nolan Harper, en honor a la última supuesta víctima de Multikill antes de su desaparición. Al día siguiente se celebraría un concierto benéfico para recaudar más fondos para las familias afectadas.

La gente estaba en cierto modo contenta, como si supieran que iban a cazar una presa. Pues Lionel Luthor y Morgan Edge tenían que comparecer ese mismo día ante los tribunales, y no tenían números para salir victoriosos del juicio. Lorkie iba a declarar, al igual que Al Bartowsky, Lex Luthor y otro testigos.

Kara y Julian se levantaron temprano para ayudar en los últimos preparativos del gran concierto. En las últimas noches, Kara había aprovechado su supervelocidad para repartir los anuncios del concierto por todo Grandville y todo Metrópolis. Ahora colaboraban en el decorado mientras Willy y Miranda ayudaban a los técnicos a instalar los altavoces facilitados por Oliver Queen. La verdad es que desde la muerte de Nolan Harper, Willy y Miranda se evitaron mutuamente...

En una calle de Grandville, un hombre tapado rigurosamente por una larga gabardina recogió del suelo un anuncio del concierto donde, además de la fecha del evento, se leía: "Concierto benéfico de Simple Plan para recaudar fondos para las familias afectadas. En los nuevos pabellones Nolan Harper".
Aquel hombre arrugó el papel y lo lanzó de nuevo al suelo.
—Espero que la música te haga salir de tu cueva, Multikill.
Kryptonite Man había logrado controlar sus poderes otra vez. Adquirió más velocidad, más fuerza... y lo más importante: controló su ira. Así pudo fortalecerse más. Ahora, llegaba a Grandville con la intención de encontrarse con el desaparecido Multikill y aplicar su propia venganza.

El día por fin había llegado. Lorkie estaba algo asustada, pero decidida a declarar en contra de los culpables de la muerte de su padre. Y si algún día acababan con Multikill, la justicia habría vencido. Ahora le preocupaba tener que enfrentarse a lo que había dicho, sin pruebas, Morgan Edge. Al Bartowsky estaba a su lado, él también declararía pero en absoluto estaba preocupado. Sabía que todo saldría bien, o por lo menos, con la ayuda de un oficial de renombre como Sanders, no podía salir mal.
Estaba pensando en él cuando el policía apareció ante ellos.
—¿Estáis listos? Esto va a ser duro —avisó el oficial—. Posiblemente la defensa saque a relucir ciertos datos que no se han probado, como tu participación en esto, Lorkie —bajó la voz—. Procura estar calmada. La historia que hemos hecho para respaldarte sí está "probada", así que insiste en ella.
—No se preocupe, oficial Sanders, lo haré lo mejor posible. Se lo debo a mi padre.
Se miraron unos a otros. En pocos minutos entrarían en la sala y empezaría el juicio definitivo. Esta vez, los culpables no podrían hacer nada.


En la nueva Sede de Industrias Queen, inaugurada hacía tan sólo un mes, Oliver se había reunido con Roy y su nuevo empleado, Daniel Stanopen, con los representantes de la organización secreta S.O.L, William Davidson y un compañero, Jay Harriman. Además, Willy estaba presente con su padre. El objeto de dicha reunión era la mutua colaboración de ambas organizaciones para localizar al peligroso Mannheim y a su creación más destructiva, Multikill. Ambos llevaban meses sin dar señales de vida, pero en cuanto al primero, habían surgido algunas pistas interesantes.
—Una de nuestras tareas —dijo Queen después de varios minutos de charla— es establecer si Mannheim tiene nuevos objetivos, pero para eso nos hace falta localizarlo. Son dos informaciones que serían de vital importancia.
—S.O.L. tiene entre sus prioridades —continuó Harriman— averiguar la localización del monstruo, pero la de su creador también. En cuanto a sus nuevos objetivos... la organización Queen debería estar preparada para cualquier eventualidad... nosotros no tenemos efectivos tan... aventajados contra lo que sea que Bruno Mannheim esté preparando.
—Eso es cierto —dijo William—. Sin embargo, otra prioridad es proteger a los ciudadanos de cualquier ataque que Multikill pueda protagonizar. Ahora tenemos información de cuáles eran sus poderes antes de desaparecer y dónde es más probable que actúe. En esas zonas, habrá mucha vigilancia.
—Mi organización —continuó Queen— está buscando nuevos efectivos para poder ayudar en esa tarea. El problema es que pocos quieren tener algo que ver contra un monstruo de ese calibre.
—No me extraña —comentó Roy—. Aunque de todas formas, hay que pensar en el bien de mucha gente.
—Por eso mismo uniremos fuerzas —añadió Harriman—. Cualquier dato que consigamos al respecto, será puesto a disposición de la Queen. En cuanto a sus datos...
—Haremos lo mismo, señor Harriman —interrumpió Oliver—. El problema es conseguir nuevos datos.


Como todo Kansas y sus alrededores, los campos estaban dibujados con la forma de círculos que tomaban una gran multitud de colores vistos desde el aire. Grandville no era una excepción. Kara y Julian paseaban en medio de los terrenos que poseía Julian, no estaban edificados ni eran campos, simplemente eran paisajes. Lex Luthor devolvió los terrenos a los Stanopen, situados bastante cerca del lago de Grandville y de los bosques que llegaban hasta Smallville.
—El verano se termina... —dijo Julian rompiendo el molesto silencio que los rodeaba. Kara capturó su mano.
—Hasta el año que viene —recordó Kara.
—It's time to say goodbye... —entonó Julian sin demasiado éxito.
—¿Qué ha sido eso? —dijo Kara.
—Yo... intentando cantar —dijo Julian riéndose, pero no era eso a lo que Kara se refería. En el interior del bosque, había alguien. Escuchaba los latidos de su corazón, muy pausados. Centró su vista en medio de los árboles y se encontró con alguien que le puso la piel de gallina solo al recordarlo. Multikill.
—¿Qué pasa? —dijo en voz baja Stanopen.
—Multikill, está aquí, pero creo que no nos ha encontrado —dijo Kara volviendo a mirar a MK.
Kara buscó su celular en el bolsillo, pero no lo encontraba.
—Voy a llamar a mi padre —dijo Julian sacando su celular.


Los Angeles
En una terraza de un restaurante de alto prestigio cerca de la costa, más concretamente, Mely Taylor disfrutaba del calor de aquel verano ya prácticamente acabado y de la compañía de un joven que había conocido hacía poco. Mely se acercó al hombre bronceado y le susurró algo cerca de la oreja. Él sonrió.
—Entonces... —dijo el hombre sujetando la mano de Mely.
—Mely —dijo Taylor recogiéndose el pelo hacia atrás.
—¿Donde vives?
—Eso no es ningún problema por lo que tengo planeado hacer.
Los dos se rieron.
—¿Y cual es tu plan? —dijo acercándose el chico.
—Voy a darte un anticipo.
Mely besó lo apasionadamente, pero su celular empezó a vibrar, interrumpiéndola. Oliver Queen llamaba. Eso no podía ser nada bueno, a no ser que le pidiera una cita. Interpretó esa llamada, aún sin contestarla, y se puso un poco nerviosa.
—Ahora vuelvo —dijo Mely dirigiéndose hacia los servicios del restaurante.
Abrió la puerta, apagó las luces y se teletransportó.
—¿Mary? —dijo Mely apareciendo en la habitación la chica, que estaba a oscuras. Estaba durmiendo plácidamente y no le agradó mucho que las despertara así.
—¿Qué ocurre, Mely? —dijo algo molesta Mary.
—Vamos, Queen nos necesita.
Elle reaccionó de la misma forma cuando Taylor irrumpió en su habitación. Las chicas se vistieron rápidamente y todo volvió a estar a oscuras.

Pocos segundos después, Mary y Elle aparecieron con Mely en el tráiler que dirigía Oliver Queen. Cuando salieron del cuarto oscuro del tráiler, todos las miraron.
—Hola chicas —dijo Queen con su mejor sonrisa
—Hola —dijeron las gemelas al unísono mientras observaban a la gente que rodeaba Oliver, la mayoría desconocidos.
—Mely, no estaba seguro de que vinieses... como no contestabas el teléfono.
—¿Ha aparecido el monstruo? —preguntó Taylor.
—Sí —contestó Roy con demasiada emoción—. Esta vez es nuestro.


Clark continuaba con sus labores en la granja, mientras se quitaba el sudor del rostro, aunque no tenía. Chloe entró en el granero.
—No hace falta que hagas eso de quitarte el sudor.
—Lo sé —dijo Clark riéndose—. Es un tic...
En un instante repartió toda la paja que estaba suelta en el suelo. Chloe notó una brisa en su pelo.
—¿Qué hay, Chloe? —dijo Clark girándose.
—Venía a ver a mi superhombre favorito... tengo varios, es un cumplido, Clark.
—¡Gracias! —dijo Clark irónicamente.
—Hoy se celebra el juicio de Lionel Luthor y Morgan Edge.
—Si lo sé —dijo Clark retomando su labor.
—Y... en Grandville han preparado un concierto para mañana.
—Está bien.
—Clark, me encantaría ser más directa... Te estoy pidiendo... si quieres ir conmigo.
—¿Al concierto?
Chloe asintió.
—Pues...
El celular de Kent interrumpió su respuesta.
—Es Oliver —dijo Clark aún sin descolgar.
—Vale... —dijo Chloe algo indignada—. Supongo que no ha sido buena idea.
—Tengo que irme.
Clark desapareció. Chloe se quedó sola en el granero observando la paja que volvía a estar desordenada por culpa de la supervelocidad de Clark Kent.

Kara vio a su primo pasar a su lado y lo detuvo en seco.
—Hola —dijo Clark atónito.
—Baja la voz —dijo Kara hablando muy bajo—. Multikill está aquí...
Clark puso el punto de mira en el bosque. Efectivamente, allí estaba. Multikill, sin moverse, parecía concentrarse en algo. Su tamaño había aumentado, parecía más... fuerte aún.
—¿Sabe que estamos aquí? —susurró Clark.
—No lo sé —dijo Kara preocupada.
Lorkie avisó a Bartowsky que se ausentaría un momento por ciertas necesidades. Entró en los baños y se apoyó sobre la pared al lado de la puerta. Necesidades... sí, la necesidad de salir de ese ambiente y tranquilizarse un poco. Ahora estaba más nerviosa. Fue a lavarse la cara con agua fría y luego se miró al espejo. Si no lo dijese, no se notaría lo mal que se sentía.
Pensó en la declaración que debía hacer contra dos de los hombres más poderosos de Metropolis. Era arriesgado pero no había vuelta atrás. Pensó en todas las pruebas que había facilitado a Sanders, cada párrafo, cada línea. También los informes de Mannheim sobre Multikill.
"Multikill", pensó Lorkie con odio. Era un ser fuera de control, indestructible, y ahora cada vez absorbía más y más poderes, más energía... eso era lo último que se había escrito de él. No había rastro de él, no tenía debilidad alguna... ¿no tenía?
Lorkie se miró a sí misma a los ojos. ¿Era posible que nadie llegase a la misma conclusión que ella? MK era un ser humano alterado, pero al fin y al cabo, un ser imperfecto con un cuerpo imperfecto. Claro que había una debilidad.
Lorkie salió de los baños y se dirigió a Bartowsky. Lo agarró de una mano y tiró de él hacia una parte menos concurrida.
—Espero que te hayas lavado las manos...
—No es momento para bromas, Al. Creo que he dado con algo importante.
—¿Más que el juicio? —dijo Bartowsky pensativo.
—Por favor, Al, claro que es más importante. ¿Qué hace MK para hacerse más fuerte?
—Absorber las habil...
—Exacto, absorbe.
—La habilidades... ¿y qué? Hace tiempo que desapareció ese tipo.
—Pero hace dos meses vimos como perdió el control. ¿Y si pierde el control por culpa de todas esas habilidades que absorbe? Todo cuerpo tiene un límite.
—Así que... —Al empezó a darse cuenta de lo que hablaba la chica—. Si se expone a habilidades que le superen... ¡No podrá soportarlo! Lorkie, eres de lo que no hay. Ahora vuelvo, he de hacer una llamada.
—¿A quién?
—A alguien que en ti no confiaría.
Bartowsky tomó su móvil y marcó el número del móvil de Kara. El teléfono sonó durante un rato. Entonces, alguien se puso al otro lado de la línea y habló con voz de chico.
—¿Willy? ¿Eres Willy Davidson?
—Sí. ¿Por qué llamabas a mi hermana?
—Es importante. Una posible forma de acabar con Multikill.


Multikill seguía controlando a la perfección sus habilidades más nuevas. Al principio fue difícil mantenerlas, pero en aquel bosque, tan cercano a la persona que quería matar, le daba una paz que no era muy frecuente para él. Quizás... esas piedras de meteorito que había en algunas partes del bosque le ayudaran. Era como si alegrasen su día. Pero entonces, sus oídos captaron algo. Un camión, posiblemente.
Sí, un gran vehículo se acercaba al bosque por los caminos que le permitían acceso. Agudizó sus sentidos para percibir las voces de los kryptonianos y Julian hablar en voz baja de él. Lo estaban vigilando.
—Malditos —gruñó Multikill.
—Oh —se oyó la voz de Kara—. ¡Se ha dado cuenta de nuestra presencia!
—Claro que sí —farfulló el monstruo.
Desapareció del bosque para atravesar su propio universo sin apenas moverse, hasta reaparecer delante de sus víctimas.
Se sorprendieron, había aparecido a sólo tres metros. MK miró en una fracción de segundo el gran tráiler.
—Así que ésa es vuestra base de operaciones, ¿eh? —dijo Multikill sonriendo con maldad.


Elle y Mary salieron del camión y observaron a MK. De repente, la visión del mutante comenzó a nublarse.
—Ya veo cuál es vuestro poder —comentó MK claramente desorientado. Entonces cerró los ojos. No le hacían falta.
Kara y Clark se miraron. Decidieron atacarlo, pero el monstruo los oyó y cambió de posición. Usaba el universo mental.
El deforme se centró en lo que oía del camión. Allí estaban el millonario y otro hombre. Julian se acercó al tráiler al darse cuenta de que MK tramaba algo.
—No podrás detenerme —susurró Multikill sin abrir lo ojos.
Eludió a los primos kryptonianos y se dirigió hacia Stanopen y el vehículo. Sintió sobre él un ataque masivo de radiación, pero él siguió. Emitió un impulso con su mente y la tierra a su alrededor se levantó en polvareda. Las hermanas se desconcentraron al sentir el impacto de esa onda. MK volvió a abrir los ojos. Ahora ya no notaba la radiación. Aceleró su paso hasta llegar a escasos metros del tráiler, que abrió sus puertas.


Kryptonite man se situó en el interior del bosque, observando aquella pelea con una sonrisa de maldad. Aquello podría debilitar a MK, no tanto, pero podrían agotarlo un poco, y Damned aprovecharía la ocasión. Oyó perfectamente lo que decían y veía lo que ocurría.
—No creas que te voy a dejar —dijo Kara pasando en vuelo ante Multikill.
La chica esquivó un golpe del monstruo y se elevó. Ahora no podía alcanzarla, al menos eso creía. Pero estaba equivocada. No hizo falta demasiado impulso para llegar a la misma altura que sobrevolaba Kara. El monstruo no tenía dificultad alguna para levitar, al parecer, con el poder de su mente.
—¿No hueles nada? —dijo Kara impulsándose en el aire.
—Tu cabello... —susurró Multikill con su voz monstruosa.
Un brazo metálico salió del pecho de Multikill apuntando a la cabeza de Kara, que con su visión calorífica logró detener la extremidad.
—Huele a monstruo asado.
Kara nunca había utilizado con tanta potencia los rayos caloríficos. Los ojos le quemaban, pero lograba contener el dolor que sentía. Multikill sonrió. No temía para nada a Kara.
—Acabemos con esto rápido —dijo golpeando a Kara y lanzándola contra el comienzo del bosque.
El impacto fue tal que Kara quedó inconsciente. Julian, desesperado y preocupado por el estado de su novia, se alejó del tráiler sin importarle lo que MK hiciera con el vehículo.
—No, Julian —dijo Oliver—. Quédate cerca, ella estará bien.
—¡No, Ollie! —dijo Roy— Déjalo.
Harper se dispuso a salir del camión.
—Roy ¡Sigue el jodido plan! —gritó Queen desesperado— . ¡Lo estás echando todo a perder.
Roy salió del tráiler, sacando unas flechas especiales que había elaborado las Industrias Queen con jadarita.
—Hay cosas que no puedes parar. Y una de ellas es mi venganza.


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El viernes, más


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salva_k87
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Ubicación: por aqui cerquita....

Mensaje por salva_k87 »

Holas, aqui la banda sonora de Grandville ;)
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Título: Banda sonora Grandville. Segunda Temporada
Formato: mp3
Tamaño: 96 MB apróx.
20 canciones
Bueno chicos... saludos a todos...

Gracias bertu por el link de la BSO



Bertu
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Mensaje por Bertu »

Grandville 2x19 - La venganza (2nda parte) - Final
En la primera parte de "La venganza".

—Espero que la música te haga salir de tu cueva, Multikill.

—Mi organización —continuó Queen— está buscando nuevos efectivos para poder ayudar en esa tarea. El problema es que pocos quieren tener algo que ver contra un monstruo de ese calibre.

—Clark, me encantaría ser más directa... Te estoy pidiendo... si quieres ir conmigo.
—¿Al concierto?
Chloe asintió.
—Pues...
El celular de Kent interrumpió su respuesta.
—Es Oliver —dijo Clark aún sin descolgar.

—¿Ha aparecido el monstruo? —preguntó Taylor.
—Sí —contestó Roy con demasiada emoción—. Esta vez es nuestro.

Elle y Mary salieron del camión y observaron a MK. De repente, la visión del mutante comenzó a nublarse.
—Ya veo cuál es vuestro poder —comentó MK claramente desorientado. Entonces cerró los ojos. No le hacían falta.
Kara y Clark se miraron. Decidieron atacarlo, pero el monstruo los oyó y cambió de posición. Usaba el universo mental.

—Acabemos con esto rápido —dijo golpeando a Kara y lanzándola contra el comienzo del bosque.
El impacto fue tal que Kara quedó inconsciente. Julian, desesperado y preocupado por el estado de su novia, se alejó del tráiler sin importarle lo que MK hiciera con el vehículo.
—No, Julian —dijo Oliver—. Quédate cerca, ella estará bien.
—¡No, Ollie! —dijo Roy— Déjalo.
Harper se dispuso a salir del camión.
—Roy ¡Sigue el jodido plan! —gritó Queen desesperado— . ¡Lo estás echando todo a perder.
Roy salió del tráiler, sacando unas flechas especiales que había elaborado las Industrias Queen con jadarita.
—Hay cosas que no puedes parar. Y una de ellas es mi venganza.

Y ahora, el desenlace...
Oliver iba a ir tras Roy, pero uno de los hombres que estaban en la base móvil lo detuvo para mostrarle una cosa. Se centró en una de las pantallas de ordenador que recogía imágenes vía satélite. Mely se aproximó más para verlo. Se fijo en que la radiación en el bosque había aumentado. Se miraron entre sí. No eran las hermanas, de eso estaban seguros. Un móvil sonó a su lado. Mely lo tomó al instante y atendió, se lo pasó a Oliver. Era Willy. Tras recibir el mensaje que tenía, salió del tráiler. Mely sólo se quedó en la puerta.
Roy disparó una flecha que impactó contra el corazón de Multikill, si es que tenía uno. La bestia se quitó la flecha sin demasiados problemas y se acercó lentamente hacia Harper.
—Mataste a mi padre, monstruo...
—¿Ah sí? Es que maté a tanta gente —sonrió maliciosamente.


Julian vio que Kara se recuperaba y decidió alejarse de los árboles. Empezó a usar sus poderes. En menos de un segundo se originó un gran huracán cerca de MK.
—Creo que hace algo de brisa, hoy —dijo Multikill saltando hacia el huracán, que de repente se paró obedeciendo a la mente del monstruo. El monstruo se transportó frente a Stanopen y lo golpeó. Julian salió impulsado por el golpe y por un viento que él no controlaba. Aterrizó a varios metros del combate, hacia otra parte del bosque, donde estaba ni más ni menos que Kryptonite Man.
—¡Tú! —susurró el chico.

MK se extrañó después de golpear al chico con la que se suponía que era una fuerza sobrehumana. Debería haberlo deshecho, pero sólo lo había lanzado al bosque, y había tenido que usar su poder del viento. Empezó a sentir dolor.
—¿Qué me habéis hecho? —farfulló hacia Roy.
Ya no tenía la superfuerza que poseía antes. Algo había cambiado.
Roy disparó varias veces a Multikill, al igual que Oliver Queen. Aún así, Multikill, como se temía Mely Taylor, aún poseía los poderes que había adquirido de los freaks australianos. Con sólo pensarlo, los impulsó hacia atrás. Ya que su origen no era de la kryptonita sino del omegahedron, aun tenía la telequinesis. Pero el resto de habilidades iba desapareciendo poco a poco. Pronto descubrió que había perdido su universo mental.


Las hermanas Waittel habían estado protegiendo cuidadosamente el tráiler con radiación hasta que Oliver salió, estaban agotadas. El monstruo aprovechó el cese de la protección para acercarse al tráiler. Mely se puso nerviosa. Clark apareció por detrás de su oponente y quemó el torso de Multikill, que dolorido dejó de aproximarse al vehículo.
—S de Smallville —dijo Clark después de “asar” a Multikill. Había dibujado una S en el torso del monstruo.
—Que imaginación tienes... lástima que no puedas usar tu talento —dijo Multikill abalanzándose hacia Clark Kent, que no se esperaba el ataque. El monstruo sacó una extremidad de acero de su puño, que se acercaba peligrosamente hacia el cuello del kryptoniano. Éste intentó evitarlo, pero no lo logró.
Acero contra acero. Algunas chispas salieron del impacto. Clark empezó a sangrar, pero había sido un impacto menos poderoso del que se esperaba. Multikill le tomaba ventaja, pero algo empezó a ir mal, su “brazo metálico” iba perdiendo fuerza también. Hasta que se rompió. La habilidad de transformar partes de su cuerpo en metal había desaparecido. La jadarita había hecho afecto una vez más. Clark aprovechó para golpearlo con todas sus fuerzas y hacerle perder el equilibrio.
Multikill se levantó del suelo incrédulo. Había perdido muchos poderes, aunque la verdad... Ya no estaba tan mal consigo mismo. Aún le quedaban los poderes del omegahedron, pero se había quitado un peso de encima. En su mente enfermiza, empezó a resurgir algo que había perdido hacía meses. La esperanza.
—¿Podéis quitarme todos los poderes? —gritó Multikill hacia Oliver y Roy.
Los dos arqueros se miraron entre ellos.
—¿Podéis, verdad? —dijo Multikill desesperado, que se acercaba a ellos como un perro loco, ignorando a Clark.
—No te acerques, monstruo —dijo Roy, que no olvidaba la muerte de su padre. Aunque MK no hubiese sido el asesino de Nolan, él no lo sabía, todos creían que Multikill era el culpable... como de tantas otras muertes.
—Decidme... que puedo volver a ser... Hyun Suk, ¿eh?
—Te prometo una cosa —dijo Roy apuntando al monstruo—. Voy a hacer lo imposible para matarte.
—Ojalá fuera tan fácil —dijo Multikill con cara de odio. Ahora era un odio hacia sí mismo.
Julian salió del bosque como lanzado por alguien. Los dos arqueros se giraron. Stanopen logró caer bien y se concentró en el viento hacia el bosque. Todos lo miraron extrañados menos Kara. Escudriñó el bosque y lo vio. A pesar del viento, una mancha verde y ágil pasó sin problemas por delante de Stanopen y entre Oliver y Roy. Damned golpeó violentamente a ambos y se acercó hacia Multikill, mientras observaba el rostro asustadizo de Mely Taylor, que se ocultaba en el tráiler.
—Tu... —dijo Damned señalando hacia ella—. Serás la siguiente.
Julian se acercó a Oliver, al igual que Kara. Clark retrocedió lentamente hacia el tráiler, intentando entender lo que ocurría con el ser de kryptonita. No lo conocía, aunque le habían contado algunos escasos detalles sobre él.
Oliver aprovechó para avisar de lo que había dicho el hermano de Kara.
—Kara, tu hermano llamó hace un momento.
—¿Ah, sí? —dijo sin dejar de mirar a los monstruos.
—Es sobre Multikill, dijo que una asimilación masiva de energía podría destruirlo.
—¿Y de dónde sacamos la energía? —cuestionó Clark apareciendo a supervelocidad.
Kryptonite Man logró oír eso mientras miraba a su principal y más peligroso enemigo. Multikill, que por primera vez en mucho tiempo, se sentía amenazado, quiso retroceder... pero decidió no mostrarse débil. Clark y Kara empezaron a sentirse muy mal. La causa de todo aquello era la radiación de kryptonita que procedía del cuerpo de Damned, estaba aumentando rápidamente la emisión mortal para ellos.
Kara logró acercarse a su primo Clark mientras soportaba el dolor que producía la kryptonita. Ambos fueron ayudados por Roy y Julian a alejarse de los monstruos.
—Clark... La energía que necesitamos... puede ser Damned —susurró Kara.
—¿Cómo?
—La kryptonita.

Sin previo aviso, estalló una nueva batalla. Multikill no se lo había esperado. Kryptonite Man estaba más fuerte que nunca, y él había sufrido la pérdida de muchos de sus poderes y no estaba con la misma energía que al principio. Pero no fue por mucho.
Damned lo embistió y ambos salieron disparados hacia el bosque. Se oyeron árboles cayendo y se levantó polvo por encima de las copas más altas.
Oliver y Roy entraron rápidamente en el tráiler. Con las imágenes por satélite veían diferentes niveles de radiación y movimiento constante entre los monstruos.
Kara levantó vuelo y observó desde el aire a los contrincantes. MK no dudaba en responder cada golpe, y Kryptonite Man no descansaba ni un segundo. Ahora estaban igualados. Damned no perdía fuerzas, pero MK las estaba ganando. ¿Cómo?

Multikill comenzó a sentirse más enérgico. Los golpes que daba ya no tenían fuerza, pero algo de daño sí que hacían. Y cada vez se sentía mejor, a pesar de la lluvia de puñetazos que Damned le propinaba.
Kryptonite Man iba perdiendo energías, pero su fuerza se mantenía. Empezaba a sentirse menos... menos Kryptonite Man. Le estaba pasando igual que aquella vez en las instalaciones de la Luthor. Multikill había perdido poderes, pero si aumentaba su energía, tendría más ventaja. Entonces recordó las palabras de Kara. Él sería la energía que destruyese a Multikill. Sólo debía... Pararlo.
Siguieron con la lucha.
—¡Veo que ya no puedes cambiar de estados! —farfulló Damned entre jadeos.
—Eso no te ayudará.
—Parece que han hecho un buen trabajo preparándote para mí —Kryptonite Man rió burlonamente, con lo que MK comenzó a descontrolarse. Eso era lo mejor para vencerlo, hacerle perder el juicio otra vez.

Oliver Queen hablaba con Kara sin siquiera usar los comunicadores. Ella lo oía bien, y no precisaba contestar. Queen tan sólo hacía advertencias.
—Kara, ten cuidado, no vueles demasiado bajo. Los niveles de radiación de meteoritos es cada vez mayor.
Kara ignoró el aviso, no se alejó del bosque. Desde su posición observó cómo Damned se aferraba a los brazos de MK, sin que éste pudiese soltarse.

Multikill previó que su oponente lo inmovilizaría de un momento a otro, así que él intentó lo mismo. Después de veloces movimientos, ambos quedaron prácticamente inmóviles. Gruñían y se insultaban mutuamente. Intentaban golpearse con la cabeza, ya que los brazos y las piernas no podían moverlas sin soltarse el uno al otro. MK seguía profiriendo gruñidos descontrolados, pero ahora el hombre de kryptonita parecía tranquilo.
—Ahora, monstruo —dijo Damned—, ¿quieres energía? ¡Aquí tienes energía!
Hubo un gran destello verde en Damned, la radiación aumentó de tal modo que Kara no puso soportarlo. Se alejó cuanto pudo, pero terminó cayendo al bosque. El dolor se hizo intenso conforme aumentaba drásticamente el efecto de la kryptonita.
MK notó una gran absorción de energía, no podía controlarla. Se hizo tan fuerte que no logró mantanerse cuerdo. Ya no le importaba nada más. Durante el último atisbo de consciencia, notó que una habilidad había vuelto a él, el del cambio de estados... eso significaba que Kryptonite Man había vuelto a ser Damned... y que MK contenía ahora toda su energía. Multikill intento atravesar el cuello de Damned pero, sin saber el porqué, ya no dominaba el poder. En su brazo izquierdo un dolor agudo apareció de repente. Todo se ralentizó. Escuchaba los latidos de su corazón que cada vez iban más rápido. La cara de Kryptonite Man volvía a su color habitual mientras el corazón de Multikill estaba a punto de estallar.
—¡Muere de una vez, bestia! —dijo un Will Palace sin poderes.

En el tráiler todos sintieron el estremecimiento del suelo al desaparecer una gran parte de bosque en una explosión de energía kryptoniana.

El tiempo estaba prácticamente detenido ahora para Clark. La explosión que se veía podría matar a Kara. Kent se aventuró a toda velocidad en el bosque cuando la radiación desapareció antes del estallido final. Encontró a su prima semi-inconsciente y se la llevó de allí.
El lugar quedó devastado una décima de segundo después.



Había llegado la tarde del día siguiente, el concierto iba a empezar. Todos los que ayudaron en las tareas de la organización del evento salieron de los pabellones. Willy terminó de probar los micrófonos y se cruzó con la banda al salir por los camerinos que habían habilitado.
—Eh, hola —dijo Willy acercándose a ellos.
—Hola — dijo uno del grupo.
Willy saludó otra vez y bajó las escaleras de emergencia que llevaban al exterior. Entonces pensó en una cosa que le dijo Julian hace tiempo. Volvió a subir y llamó la puerta de los camerinos.
—¿Ocurre algo? —dijo el guitarrista.
—No... nada.
Cerró la puerta pero Willy puso el pie en el medio.
—Es... —dijo nervioso—, ¿os importaría tocar una canción?
—Bueno, si es tan urgente —dijo uno de la banda riéndose.
—Mi amigo quiere que toquéis “My Alien”.
Los miembros de Simple Plan se miraron.
—Bueno, no teníamos planeado tocarla... pero está bien. ¿Tu amigo tiene una novia extraterrestre?
—Más o menos —dijo Willy riéndose.
Se quedó plantado allí, observando los instrumentos que habían de tocar.
—¿Puedo? —dijo mirando a una guitarra.
—Oye... vamos a empezar ¿vale?
Willy salió de los camerinos.

Pocos minutos después, el joven Davidson estaba haciendo cola para entrar en los pabellones. Todo estaba preparado. La multitud empujó a Miranda fuera de la cola. Se encontró con Willy.
—Hola —dijo Willy nervioso.
—Hey. ¿Has visto a tu hermana?
—No, pensaba que estaba contigo...
—Ya... —dijo Miranda observando la cola de gente
Willy no podía aguantar aquella incomodidad.
—O...oye, Miranda...
—¿Sí?
Los altavoces emitieron un sonido al encenderse.
—Nada —desistió Davidson.
Las puertas se abrieron de golpe y la gente, la mayoría adolescentes, se peleaba para estar en las primeras filas. El concierto había empezado oficialmente. Willy estaba allí en medio, buscando a su hermana y a Julian. Debían estar aún con Oliver y el resto.
—¡Buenas tardes Grandville! —dijo el cantante del grupo. La multitud empezó a chillar desesperadamente—. ¡Aquí estamos! Nunca habíamos pisado Grandville.
—¡Pero nos ha encantado! —dijo el bajista.
El público aplaudió y chilló.
—Sí, nos ha encantado. Lástima que la situación no sea la mejor —se puso serio—, es magnífico conocer nuevas ciudades, gente nueva, pero siempre lamentaremos lo que pasó en esta ciudad hace unos meses. Nos sentimos bien cuando ayudamos a la gente, que es lo que queremos hacer hoy, haremos que la gente disfrute... Bueno, la verdad es que lo vimos en las noticias cuando estábamos de gira... fue, fue terrible. ¡Pero aquí estamos para ayudar a dejar atrás el pasado! ¡Queremos dar las gracias a Oliver Queen, aquí presente!
La gente aplaudió. Unas luces se iluminaron un sillón vacío.
—Vaya. Parece que al señor Queen no le gusta ser el centro de atención. Y también dar gracias a Lex Luthor.
El público abucheó.
—Que ya nos avisó que no vendría. Gracias a los dos por colaborar en la ayuda a las familias de Grandville. ¿Estáis listos?
—1,2,3


Y efectivamente, en la sede de Oliver Queen en Metrópolis, los chicos revisaban una y otra vez la explosión de energía entre Multikill y Kryptonite Man. Habían estado así horas, mientras comentaban la suerte que habían tenido.
Oliver observaba al detalle cada fotograma del vídeo, intentando deducir si los dos monstruos siguieron con vida o no.
—Ollie, ¿Ves algo? —dijo Roy inquieto.
Queen tardó varios segundos, incluso minutos en contestar.
—No... creo que no. Multikill y Kryptonite Man... están muertos.
—Lo mismo pienso yo —dijo Kara.
—Quizás ha llegado el momento de pasar página —dijo Oliver levantándose de su sillón—. Quiero comentaros algo... acerca de nuestro futuro.
—Te escucho —dijo Julian.
—¿Qué tal si formamos...
En aquel momento Daniel Stanopen interrumpió la charla de Queen. Entró muy contento en el salón.
—¿Pasa algo, papá? —preguntó Julian al ver tan animado a su padre.
—Eh... Stanopen —dijo Oliver algo molesto—. Hoy ya ha terminado su turno.
—Lo sé, Queen, lo sé —dijo Daniel dirigiéndose hacia un enorme monitor. Lo encendió.
En las noticias, se podía ver un vehículo blindado fuera de los juzgados de Metrópolis. La gente rodeaba un perímetro de seguridad escoltado por la policía. Entre ellos Robert Sanders. Una reportera informaba de la situación. Morgan Edge y Lionel Luthor habían sido declarados culpables.
De repente los flashes hicieron acto de presencia, Lionel y Morgan salieron escoltados del interior de los juzgados por un montón de agentes. Ninguno se molestó en taparse la cara. Habían logrado retrasar el veredicto un día, pero inevitablemente, habían sido declarados culpables.
—¿Los han condenado? —dijo Kara sorprendida.
—Eso es... —susurró Daniel contento.
Sanders se acercó a los dos detenidos mientras entraban al vehículo blindado.
—Que os pudráis dentro —dijo Sanders cerrando la puerta.
El perímetro de seguridad se rompió. Los reporteros se acercaron al coche blindado. Sanders ordenó que los agentes no actuaran. Lionel Luthor y Morgan Edge iban escuchando los insultos de la gente. Ahora los flashes irán insoportables para los dos. Lionel se giró con la intención de esconderse cuando vio en medio de la calle a Lex. Estaba sonriendo. Sanders dijo que ya era suficiente. El coche se puso en marcha. Lionel observaba a su hijo mientras el coche se dirigía a la cárcel.

—Por fin se ha hecho justicia —dijo Kara riéndose—. Con Multikill gracias a nosotros y...
—Con los millonarias, gracias a Lorkie, al parecer —dijo Oliver.
—Ella y Bartowsky facilitaron las pruebas —informó Kara—. Mi hermano me lo dijo ayer.
—Esto hay que celebrarlo ¿No? —dijo Daniel.
—Bueno... sé una forma de celebrarlo… y estamos llegando tarde —dijo Julian.


Cuando los reporteros se fueron, Lorkie salió de los juzgados. Allí la esperaba Sanders.
—¿Estás bien? —dijo el policía.
—La verdad es que me he quitado un peso de encima.
—Bueno, ahora toca volver a empezar. ¿Puedo preguntarte que vas a hacer?
—Pues... vivir con mi madre. Ahora no tengo elección.
—No. Me refiero a lo que tienes planeado en un futuro.
—Eh... No lo sé. Han pasado tantas cosas...
—Si no te decides... Piensa que siempre habrá un lugar para ti en la Comisaría.
Lorkie tardó varios segundos en contestar.
—¿Te refieres a que sea policía?
—Quizás... —dijo Sanders riéndose.

Dentro de los juzgados, Al aún no había salido. Se encontraba en medio de los pasillos, observando cómo dos abogados y un juez conversaban. Se había fijado en una puerta que decía "Archivo". Un hombre acababa de entrar allí. Estaba seguro que dejó los archivos de Lionel y Morgan. Burló a los agentes y entró en el archivo. Efectivamente, allí estaban los informes. Los hojeó por encima, ya los había visto una vez. Escuchó unos pasos y sin pensárselo dos veces, tomó el archivo que le interesaba y se largó.



Willy observaba y escuchaba al grupo de Simple Plan cerca del escenario. La gente les aplaudía aun en medio de cada canción. Él era un fan de ese grupo, pero sinceramente, preferiría verlos tocar entre poca gente. Allí estaban personajes de Grandville, Metropolis, Smallville y algunas otras poblaciones.
Se alejó del escenario para evitar a la gente. Ahora pensaba en una persona. Miranda. Habían estado tanto tiempo distanciados… y con el asunto de Multikill todo había ido a peor. Tuvo que pasar eso para darse cuenta que… la apreciaba mucho más de lo que creía. No, era algo más fuerte que eso.
Quizás fuera coincidencia, pero cuando se alejó de la gente, vio que Miranda hacía lo mismo. Se acercó a él. Ahora estaban un poco apartados del público, pero sin duda seguirían oyéndolo aunque se fuesen a kilómetros de allí.
—¿A ti también te molestaba tanta gente aplaudiendo? —preguntó Willy.
Miranda se acercó más.
—En realidad… vi que te ibas y… Willy, necesitamos hablar, yo lo necesito, al menos.
—Lo sé. Yo también pensaba en eso. Todo ha salido… al revés de cómo hubiera esperado.
—Si… y es injusto. Desde que me besaste…
—Eso… en su momento, lo admito, no sé por qué lo hice.
—¿En su momento? Bueno… Willy… sé sincero. ¿De verdad estás enamorado… de tu hermana? Es decir…. Ya sé que no es tu hermana biológica, pero parecías tan…
—Creía que lo estaba —soltó el chico—. Me equivoqué. La quiero, pero no así. Es mi hermana. Pero… Esto es tan típico.
—¿El qué?
—Que te lo diga así. Estoy enamorado, pero de ti.
Ella no contestó. Sólo hizo lo que Willy habría considerado típico también, besarle. O lo intentó. Willy miró a un lado y ahí vio a Kara. Lo había oído todo…
—Oh… esto también es bastante típico —dijo el chico intentando mantener su buen humor.
Kara sonrió.
—Por fin os lanzáis —dijo ella.
Julian estaba a su lado.
—Vamos, Kara… que no eres precisamente discreta.
Ambos rieron y se alejaron. Miranda no esperó y besó por fin a Willy.

—Me alegro por ellos —dijo Julian—. Por fin…
—Y yo.
—Así que tu hermano… ¿estaba enamorado de ti?
—Se le notaba mucho, pero hasta me gustaba. Siempre fue amable conmigo, pero últimamente había sido aun más atento.
—Con tal de que la gente te trate bien… eres capaz de dejarle sentir eso a cualquier chico —dijo riendo Stanopen—. Nosotros hemos pasado por momento difíciles… y… te he tratado mal, lo siento mucho.
—Yo no he sido muy fácil de tratar, nunca lo fui. Pero tú has hecho lo imposible por mantener esta relación. Y te quiero por eso. Ya puede estar enamorado mi hermano de mí, o no… o cualquiera chico que lo esté… Pero ya lo sabes, estoy aquí por ti, es lo que importa.
—Y yo, por ti.

Música: Simple Plan - My Alien

Mientras se besaban, oyeron que el grupo había empezado a tocar la canción que Julian estaba esperando escuchar. Miró a su novia y sonrió casi burlonamente.
—Y esto… va dedicado a ti.
Kara sonrió y miró hacia el escenario.
—¿My Alien? Muy propio de ti —rió la chica.


William y Emily entraron en los pabellones con la compañía de Sarah, la esposa, ahora viuda, de Nolan Harper. William se había acostumbrado a llevar un bastón, pero se lo había dejado en casa.
—¿Pero qué? —dijo Emily nada más entrar.
—¿Ocurre algo? —dijo William mirando a las dos mujeres que lo acompañaban.
—Willy... Willy y Miranda. Se están besando.
—¿Mi hija? —dijo Sarah poniéndose delante.
Los tres se quedaron atónitos. No sabían que responder, hasta que a Emily se le escapó una risa tonta.
—A ver si somos familia —dijo sin poder parar de reír tímidamente.
Sarah y William también se lo tomaron bien.
—Bueno, es cosa suya. Nosotros no hemos visto nada. Tengo curiosidad por saber como se lo montan para contárnoslo.
Las dos mujeres se rieron.
—Eres muy malo, agente Davidson —dijo Sarah volviendo a mirar a su hija.
—Voy a por unas bebidas —dijo William y alejándose hacia el bar.
—Espera, enseguida vuelvo, Sarah —dijo Emily yendo con él.
Sarah se quedó en la entrada de los pabellones. A su lado estaba la placa conmemorativa donde se encontraba la foto de su difunto marido Nolan Harper. Se sentía molesta allí. Las compuertas se abrieron tímidamente y entró Daniel Stanopen, que tapó la foto de Harper.
—Hola —dijo saludando a Sarah.

En medio de las escaleras que llevaban al piso superior, ahora vacío. Se encontraban Roy Harper y Oliver Queen tomando unas bebidas tranquilamente. Los dos observaban vagamente al grupo, pero sobretodo a Kara y a Julian.
—Es normal que te fijaras en ella, Roy —dijo Oliver bebiendo un trago—. Yo también lo hubiera hecho.
—Sí —respondió Roy—, pero con Kara es imposible dar en el blanco. La flecha del estúpido de Stanopen está en el medio.
—Brindemos —dijo Oliver elevando su copa.
—Por... nuestras flechas.
Los dos tomaron otro trago. Mely Taylor subió las escaleras.
—Anda, pero si es el señor Queen —dijo riéndose.
—Señorita Taylor —dijo Oliver también riéndose.
—Ayer me interrumpiste una cita. Vengo a que me la devuelvas.
Mely capturó la mano de Oliver y lo llevó al medio de la plataforma. Ahora Roy Harper, se quedó solo, observando la entrada de los pabellones, que se volvió a abrir.
—Vamos Clark, entra —dijo Chloe empujando a Kent—. Parece que toda música que no sea la que escucha tu padre te asusta.
—¡No es verdad! —dijo Clark indignado.
Chloe pisó un globo sin querer y, con medio, se abrazó a Clark. Los dos rieron nerviosamente.
—Mira... Kara y Julian —dijo Clark huyendo de la situación.


Bruno Mannheim, vestido de incógnito, barba larga, gafas de sol, sombrero, salía lentamente de su coche "robado". Después de unos pasos llenos de barro llegó hasta un taller que parecía desierto. Al entrar, observaba los pocos coches que había que reparar. Escuchó a alguien. Un mecánico estaba debajo de un vehículo reparándolo.
—¿Está Vincent? —dijo Mannheim observando el calendario. Ya hacía dos meses que lo buscaban sin éxito.
El mecánico se alertó. Salió de debajo del coche y sonrió nerviosamente a Mannheim. Su mono azul estaba lleno de mugre y su peinado grasiento hacía deducir que aquel hombre vivía debajo del vehículo.
—Hola, sí, el jefe está en el despacho.
El mecánico, al ver a Mannheim, enseguida se dio cuenta que no era un cliente normal. Era un cliente especial, de la mayoría que tenía su jefe.
Mannheim entró en el despacho. Un hombre vestido de corbata y bien peinado, todo el contrario del empleado, se levantó de su silla y estrechó su mano con la de Bruno Mannheim.
—¿Cómo están los papeles? —dijo Mannheim observando el escritorio.
—Todo está listo —dijo abriendo un cajón. Sacó unos papeles oficiales, que fueron falsificados en su día.
—Bien... —susurró Mannheim.
—Ya te dije que alguna vez nos serviría tanto papeleo.
Mannheim capturó los papeles con indiferencia. Todo estaba en regla.
—¿Has visto las notícias?
Bruno no contestó.
—Han detenido a mi hermano y a Luthor.
—Se lo merecían.
El desconocido se irritó. Carraspeó.
—Bueno... ya te puedes ir. Lo tienes todo ¿verdad? La organización, el dinero, los papeles... desaparece de mi vista, Mannheim.
Mannheim golpeó violentamente la mesa.
—Te recuerdo que la organización la creó mi padre y el dinero del que me hablas ya sabes de donde proviene ¿O es que no te acuerdas, Vincent?
—Vete Mannheim.
Bruno abrió la puerta del despacho para irse.
—Ah, tu mecánico me ha visto. Encárgate de él.
Vincent asintió. Al salir, Mannheim se despidió del mecánico con una amplia sonrisa. Entró en el coche y observó durante pocos segundos el taller. Escuchó un disparo y vio al mecánico como se desplomaba en el suelo. Misión cumplida. Ahora podía escapar... a la espera de la llegada de Darkseid.


El concierto ya llegaba a su fin. Todos se juntaron muy cerca del escenario. Los héroes hicieron lo mismo, pero en medio de las escaleras.
—¡Y nuestra última canción! —dijo Pierre Bouvier, el cantante del grupo.
—Ha sido un placer estar en Grandville. Muchas gracias por vuestra asistencia en este concierto. Pero ha llegado el momento de despedirnos.
—¡Hasta otra! —dijo David Desrosiers.
—Vamos, nuestra última canción. "¡The End!"
Todos aplaudieron.
—¿Estáis listos?
—¡Sí!
—¡No os oigo!
—¡Sí!
—1, 2...1,2, 3 y...
Música: Simple Plan - The End

—Bueno, "equipo"... —dijo Queen mientras miraban al grupo desde las escaleras—. Quería felicitaros por el trabajo. Habéis estado impecables. Excepto por Roy... pero todo se solucionó.
—Roy tenía que ser —susurró Julian.
—Te mato —dijo Roy. Todos se rieron.
—Ha sido una experiencia... enriquecedora —dijo Mely mirando a Oliver.
—Habría sido mejor si el mérito realmente fuera nuestro —susurró Kara sonoramente.
La miraron.
—Lo de Damned fue gracias a nosotros, al fin y al cabo. Debilitamos a MK y se lo pusimos en bandeja —dijo Roy—. Así que no deja de ser una gran experiencia.
—Espero que se repita —dijo Queen mirando a Taylor. Los otros no sabían que los dos hablaban en clave.
—Ha estado bien —dijo Kara observando a su hermano con Miranda.
—Antes no pude decir nada —dijo Oliver muy serio—. Pero creo que juntando nuestras fuerzas podríamos formar un...
—Oliver —interrumpió Kara—. Relájate, haznos el favor. Disfruta de la música, que es para lo que estamos aquí.
Los otros asintieron y Oliver desistió. Ya hablaría de ello en otro momento.
—Además —añadió Kara—, todos sabemos ya de lo que quieres hablar. ¿Y sabes qué contesto yo? “Quizás, Ollie, quizás…”
Mientras se hacían una idea de lo que podrían hacer en el futuro, se sumieron en la última canción de la noche.

FIN
Escritores: Keidell, Bertu
Guionistas de Grandville: Keidell, Bertu, litz marisa, elementokr36, DaNiELa09, Hyun Suk, DaniraXkY

Gracias a todos por hacer esto posible


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--[Sacred-Kripton]--
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Mensaje por --[Sacred-Kripton]-- »

Chicos de verdad, enhorabuena por el trabajo que habeis realizado en estas dos temporadas. Hoy por fin he podido finiquitar la segunda temporada y simplemente decir que es una pena que no continueis con esta historia ya que el enfoque que le habeis dado ha sido fantástico. Ya quisieran los de Smallville poder hacer algo asi. :smt005 ¿Lo mejor? Conocer un poco mejor a vuestra particular versión de Kara Kent que por desgracia, dejó mal sabor de boca para algunos en Smallville.

Desde aquí os animo a que sigais escribiendo y trabajando en otros proyectos porque se os da de PM. ¡¡Un saludo campeones!!


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Keidell
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Mensaje por Keidell »

OOOOHHH!!! gracias por el comentario! hacía tiempo que no pasaba por huesario, y de repente aparece un mail de aviso desde este tema :smt005 :smt005 :smt005 :smt005 :smt005 Proyectos hay, sacred, para continuar, pasa que no hay fuerzas para continuar si no hay más lectores... :smt009


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