En muchas ocasiones, las series de televisión nos ofrecen una apuesta adulterada desde el guión, con requiebros argumentales que nos obligan a doblar la cintura para seguir sus vericuetos, a veces muy poco creíbles. Esto es particularmente habitual en producciones históricas o que pretenden serlo. La serie “Spartacus: Blood and Sand” (“Spartacus: Sangre y Arena”) aún no ha llegado a nuestro país, pero parece dispuesta a romper con alguno de estos tópicos.
La serie, protagonizada por Andy Whitfield, Peter Mensah, Lesley-Ann Brandt, Lucy Lawless, John Hannah y Erin Cummings, entre otros, nos presenta una combinación letal de elementos de la película “300”, basada en un cómic de Frank Miller, e innumerables producciones con gladiadores como protagonistas, de las que cabe citar, por aproximación explícita, a “Espartaco” dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Kirk Douglas y Laurence Olivier. La apuesta no puede tener premisas más sencillas: un protagonista privado de su libertad, un entorno salvajemente civilizado y brutales escenas acompañadas de desnudos integrales, no importa quien sea su protagonista.
Tendemos a identificar una serie con sus actores, pero más allá de ellos, el trabajo que se hace en “Spartacus: Blood and Sand” puede ser destacado en muchos aspectos, desde la ambientación, más que adecuada, hasta los pequeños detalles de guión que transmite credibilidad.
“Spartacus: Blood and Sand” es una rara avis en la televisión. Normalmente, con la mirada puesta en la audiencia, los productores tratan de minimizar escenas polémicas y que pudieran calificar a una serie en concreto para mayores de 18 años. Dan pinceladas sutiles que ponen la miel en los labios de los espectadores, mientras desgranan un argumento con mayor o menor fortuna. En esta serie, los tres directores que han dejado su impronta, Michael Hurst, Rick Jacobson y Jesse Warn, se encargan de hacer creíble el argumento, bastante manido, a través de una puesta en escena que trata de alejarse de cualquier convencionalismo y se acerca a la historia mucho más que otras. Si tuviéramos que comparar esta serie con alguna otra, podríamos hablar de “Roma”, coproducción de la BBC, la HBO y la RAI, que marcó un antes y un después en las series históricas; esta serie es de menor calidad, pero en cuanto a "Roma", hablamos de palabras mayores. Y por supuesto, hay que nombrar a la película “Gladiator” de Ridley Scott, con Russell Crowe como héroe.
Nuestro protagonista, un guerrero tracio apegado a su tierra y a su mujer, Sura, se alía en el primer siglo antes de Cristo junto a su pueblo con los romanos, a las órdenes del legado Claudius Glaber, para luchar contra los dacios (o getas, como los denominaban los griegos) que amenazan a ambos. Pero es traicionado por el legado (persuadido para buscar la gloria individual por su esposa Ilithyia) y obligado a desproteger a sus compatriotas para servir a los intereses de Claudius. Naturalmente, el tracio se rebela y termina como esclavo en Capua, donde gracias a su habilidad como guerrero, termina en la arena, en una lucha desigual contra cuatro gladiadores, a los que mata de forma espectacular, lo que desata su popularidad entre los espectadores. Lentulus Batiatus, dueño de una escuela de gladiadores, se fija en él y lo compra para su ludus, dándole el nombre de Spartacus, como el de un antiguo rey tracio, conocido por su ferocidad.
Como se puede comprobar, el inicio de la historia es convencional, apela a la supuesta perversión intrínseca en una sociedad como la romana, y a la supuesta bondad de un pueblo libre que termina sojuzgado por el imperio de turno. Existe una abundancia de tópicos al inicio que podrían alejarnos de un buen guión si no seguimos interesados en la serie, porque si bien la apuesta visual atrae desde el principio, y mucho, y la historia parece convincente, estamos demasiado escarmentados en cuanto a guiones se refiere, como para perder el tiempo con algo que apuesta sólo por los dos primeros factores.
Y entonces, cuando parecía que “Spartacus: Blood and Sand” era algo convencional aunque disfrutable, comienza lo bueno, y se aleja por completo de los clichés conocidos. Deja de ser una historia plana para convertirse en algo distinto, mucho más elaborado y sorprendente.
Si hay algo que esté omnipresente en la serie es la sangre, que en abundantes chorros se desliza continuamente por la pantalla del espectador. Como comprobará cualquiera que vea esta pequeña joya (de momento), se trata de algo excesivo, hasta cruel, pero nos ayuda a entender que en esta producción no van a escatimarnos ninguna sensación: habrá sangre, sexo, desnudos integrales, violencia explícita, tanto física como verbal, y pocos tapujos a la hora de mostrar diálogos rotundos y acordes con la época que vive el protagonista.
La vida romana estaba marcada por la violencia y la brutalidad, que convivían con una cultura experimentada en los usos sociales y militares de estas armas de manipulación, y es precisamente eso lo que nos muestra “Spartacus: Blood and Sand”. No hay piedad. Da lo mismo que se trate del protagonista, de sus seres queridos, personas de poder,... nadie está a salvo del guión, como nadie lo estaría en la vida real en un mundo peligroso y despiadado.
La natural brutalidad con que se muestran escenas llenas de amputaciones y desnudos integrales nos transmite credibilidad, pero nada como unos buenos actores para escenificar de forma convincente una historia como esta. Al igual que ocurrió con “Roma”, “Spartacus: Blood and Sand” puede permitirse el lujo de contar con profesionales experimentados que logran hacer creíbles personajes muy humanos pero difíciles de interpretar. No podría decir que un actor destaca por encima del resto, ya que todos redondean una actuación coral digna de crédito. Nadie se come a nadie en la pantalla, todos dan vida a un intento de recreación de la vida romana de esa época, y para ello no buscan destacar, sino ser convincentes, algo que logran hasta los secundarios con menos peso argumental.
-(El reparto a mi forma de ver es elegido de forma ejemplar, para mi no hay ni una interpretación mediocre en toda la serie, siempre teniendo en cuenta que se trata de una serie. Estoy por hacer un club de fans de Andy Whitfield casi, y qué decir de la actriz que interpreta a Mira en capítulos mas avanzados...)-
Al inicio destacábamos a varios actores, como el protagonista, un héroe a su pesar, interpretado por Andy Whitfield (“Las hermanas McLeod”), Peter Mensah (“300”, “Avatar”), que da vida al Doctore, entrenador de gladiadores de Batiatus, Lesley-Ann Brandt como Naevia, un inmenso John Hannah como Batiatus (olvidaros de lo que habéis visto de él en La Momia, para mi aquí simplemente se sale), la sorprendente (e infravalorada) Lucy Lawless (una gran verdad) como su esposa Lucrecia, y Erin Cummings, una actriz que además es preciosa, y cumple a la perfección su papel de la esposa del protagonista, Sura. Todos ellos marcan la diferencia y consiguen aumentar la atracción que el espectador pueda sentir por la serie, aún en una serie coral como esta. Tendemos a identificar una serie con sus actores, pero más allá de ellos, el trabajo que se hace en “Spartacus: Blood and Sand” puede ser destacado en muchos aspectos, desde la ambientación, más que adecuada, hasta los pequeños detalles de guión que transmite credibilidad. La apuesta visual, cercana en ocasiones al cómic como lo fue “300”, es clara y rotunda, sin sutilezas, como el mundo que dibuja, aunque en ocasiones se les vaya la mano con el bote digital de pintura roja, pero eso es parte de la estética de cómic y tiene una intención.
Espero que esta serie pronto llegue a España y se la trate bien, como merece. De momento, en los EE.UU. han emitido 11 episodios desde su estreno el 22 de enero de 2010, y entre sus creadores están Steven S. DeKnight, Robert Tapert y el conocido director de cine y televisión Sam Raimi. La serie se ha creado y se emite gracias al paraguas de Starz, un canal de cable de pago estadounidense, que hasta ahora no era muy conocido de los espectadores españoles. El equipo de la serie ya ha recibido el visto bueno del canal para una segunda temporada, así que los admiradores de la serie estamos de enhorabuena. Os recomiendo que al menos le echéis un vistazo y comprobéis por vosotros mismos sus virtudes, amén de algún que otro defecto, naturalmente. Estamos ante una buena serie que merece la pena -de momento-, ¿qué resuelves, Mitte (“¡suéltalo!”) o Iugula (“¡Deguéllalo!”)?
Uri, Vinciri, Verberari, Ferroque Nacari!
(“Ser quemado, atado, golpeado y muerto a hierro”, juramento de los gladiadores)
Trailer:
Y es que como un expectador mas sin muchas pretensiones he de decir que la serie por calidad, producción y por el buen hacer de los actores me parece una obra maestra. En cuanto al factor atracción para mi que Spartacus: Blood and Sand tiene mucho de eso, no es la típica historia censurada, tiene acción y un guión que aunque siga los cánones típicos (malo toca la moral al bueno, después de años de duro entrenamiento el bueno regresa y mata el malo) tiene una realización excepcional pocas veces vista en una serie.
Como dato curioso añadir que esta serie también tiene algo en común con Smallville, uno de los productores es Steven S. DeKnight que ha trabajado también en esta última.
No me alargo mas, que cada uno considere si podría llegar a interesarle, solo os adelanto que la serie cuenta de 13 capítulos de 50 minutos mas o menos, y el último, el capítulo 13 esta titulado "Kill Them All" y es lo nunca visto (como la mayor parte de la serie), un final que cumple con todas las expectativas que te vas creando conforme vayas viendo episodio tras episodio.
Aunque suene un poco anticuado, advertir que la serie contiene grandes dosis de sangre y desnudos ingerales (pero del todo, mas que en una película de Lucia Lapiedra), así que aconsejable solo para +18 años.
Saludos.