"Todos los niños mitifican su nacimiento. Es un rasgo universal. ¿Quieres conocer a alguien? ¿Su corazón, su mente, su alma?. Pídele que te hable de cuando nació. Lo que te cuente no será la verdad: será una historia. Y nada es tan revelador como una historia."
Pues eso, cuéntame la verdad. Quiero saber, qué pasó cuando naciste. Quiero conocer vuestro corazón, vuestra mente, vuestra alma. Para empezar os contaré mi historia, si quereis y os interesa

Lo que sí os puedo contar ahora, es que la decisión de ponerme el nombre que llevo, también fué completamente casual. Después de dos hermanos con nombres compuestos y perfectamente normales, mi padre decidió que había que ser original. No es que mi nombre sea extaordinario, no me interpreteis mal. De hecho actualmente está muy generalizado. Pero sí era provocador para la época, y desde luego la intención de mi progenitor fue esa.
Decidió que el María que se ponía, delante de todo nombre desaparecería y que sería por tanto un nombre simple. Si el cura decidía que no me bautizaba con ese nombre, "pues a ésta no se la bautiza y punto".
_"Eva" dijo, ante lo que mi tía-abuela montó en cólera.
_ "No le pondrás el nombre de la primera pecadora", (beata como ella sola, entendedla por favor, nació en 1900).
_ "Está bien, está bien", cedió mi padre. "Pero su nombre no será español, no tendrá santoral, será un nombre de origen ruso. Iván si es hombre y ¿? si es mujer".
Mi madre no tenía nada que añadir, sólo quería que le parto termina....cuanto antes.
Así que ahí estaba yo, el tercero de los hermanos. Es un hecho inequívoco que éste se cria sólo. Al primero lo colman de atenciones, al segundo le llegan en buen uso las atenciones del primero y al tercero, después de ocho años, lo que llega desearías que no lo hubiera hecho nunca.
Para colmo de males, durante mi desarrollo embrionario, mi madre tuvo cinco antojos. A saber...el chocolate, las fresas (original ¿eh?), Cary Grant, Egipto y "me quiero sacar el carnét de conducir".
Ante tales despropósitos, nací yo con un antojo en forma de estrella. Así que entre el nombre y la estrella, se fué forjando mi destino y éste quedó estigmatizado para siempre.
Cuando en mi casa se iniciaba una discusión sobre política, sexo o religión yo lo odiaba. ¿Porqué?, por que siempre me mandaban "a ver si corría el agua". Me tenían todo el rato que duraba la conversación, recorriéndome todos los grifos de la casa, para comprobar que el agua saliera correctamente. Y lo más gracioso de todo, es que pensaban que me engañaban. Iba por toda la casa, "panda de cretinos, a ver si acaban ya de despellejar a la vecina ligerita de enfrente, que estoy hasta los mismísimos de comprobar el lavabo, el water y el bidé".
La otra circunstancia que marcó mi futuro fué cómo relataban ellos, los hechos que rodeaban mi llegada a la familia:
Imagina, Madrid 19??, una niña de 4 ó 5 años de pelo largo, negro y gran flequillo (el ídolo de mi madre seguía siendo Cleopatra), "papi....mami, ¿de dónde vienen los niños?"
"De El Rastro hija mía", decía mi padre. "Una fría mañana de otoño, fuimos con tus dos hermanos a pasear a El Rastro. Entramos por casualidad en la calle donde se venden las mascotas. Y entre cachorros de perros, gatos y gorriones, había un bebé desnutrido que nada más vernos nos sonrió. Nos dió pena y nos apiadamos de ella. Pagamos su precio al tendero (no sin antes regatear), y nos trajimos para casa un nuevo miembro de la familia al que torturar."
P.D. A los dos años de llegar yo a la familia, mi hermano trajo un cachorro de chucho que encontró en la calle. A decir verdad, lo tiraron unos desalmados desde un coche en marcha. ¿Sabeis qué nombre le pusieron? IVAN.
Y ahora por favor cuéntame, quiero saber la verdad de lo que pasó cuando naciste. Quiero conocer tu corazón, tu mente, tu alma.......

(NOTA: para los que no sepais qué es El Rastro, es una zona del Madrid castizo, donde se instalan un montón de puestos callejeros con mercancía para vender.)