AGORA (lo nuevo de amenabar)

[Lore]

Nunca he sido muy buena haciendo críticas de películas, pero lo voy a intentar con esta

En mis pocos años de vida he tenido muy pocas cosas claras, pero entre esas cosas que sí están claras están mi gusto por la astronomía (mis resfriados por pasarme madrugadas enteras en diciembre pegada al telescopio lo demuestran ) y la cultura y los pensadores/teóricos clásicos e Hipatia está entre esas figuras clásicas que me fascinan. Está claro que hoy en día todo es muy evidente, la tierra es redonda y el universo está en constante expansión... Pero todo eso lo sabemos porque hubo gente que, sin ningún tipo de medio, se atrevió a teorizar, a filosofar y sobretodo se atrevió a equivocarse.

Cuando entré al cine, las sensaciones que me dominaban eran la excitación e incertidumbre, evidentemente los temas de la película eran muy de mi gusto, astronomía, filosofía, cristianos descerebrados... Pero había otra sensación presente y era la aprensión. Temía que al terminar la sesión mi opinión sobre Agora se resumiese en la palabra "bodrio", como ya me ocurrió con el Capitán Alatriste, con la que se notó la manaza torpe del cine español cutre y salchichero de toda la vida.

Al salir del cine la única sensación que podía definir mi estado era satisfacción, mucha satisfacción. No es una película que pasará a los anales de la historia del cine por ser una obra maestra, pero sí es una película que será indispensable para mi, porque esto no es un comentario de la misma válido para todos los públicos, es un comentario válido para mi.

Dentro de Agora hay tres líneas argumentales, el trabajo de Hipatia por definir la órbita correcta de los planetas, los cristianos y su prepotencia e intransigencia a la hora de permitir otros cultos, llegando incluso a la violencia extrema y no haciendo uso del famoso "poner la otra mejilla" sino más bien usando el "ojo por ojo" y por último la cantidad de romance necesario en una película como esta con el triángulo Orestes-Hipatia-Davo.

Ninguna de esas tres líneas argumentales es prescindible, ninguna, las tres se entremezclan entre si para darle cuerpo a la película. La que pretende ser la dominante es la línea de cristianos descerebrados e intransigentes, mientras que las otras dos la acompañan para hacer de este par de horas de cine una experiencia agradable.

Algunos hechos históricos están retocados lo que resulta inevitable si se le quiere dar coherencia y tempo a la película, pero no desentonan ni cambian los resultados históricos reales.

En fin, no quiero contar nada concreto para no estropearle el visionado a nadie, pero recomiendo perder un par de horas para disfrutar de Agora.

No sé si se puede considerar esto como una crítica o más bien es una loanza, pero como es lo que pienso y si no lo digo reviento, pos aquí esta.

[NiSiLLa]

El problema de esta pelicula (y digp problema, generalizando mucho) es que la mayoria se piensa que es una historia èpica de romanos, cristianos y demas muy al estilo gladiator.. y no es para nada lo que Amenabar ha querido transmitir. Como bien dijo en "huevos fuertes", el es un apasionado de la astronomia como pareces ser tu y el queria transmitir desde un marco historico dicha pasion.

A mi toda pelicula de Amenabar me encanta.. unas mas que otras.. pero sabe darle su sello y hacer lo que quiere. El cine español no son todo putas y travestis.. y demos gracias de contar con gente como Amenabar y esta hornada de directores con ideas claras que tenemos actualmente que nos hacen disfrutar con pelis distintas aunque algunos las cataloguen de bodrios.

[ancksunamun]

Película que gana puntos cuando nos toca presenciar los planos de las luchas o los dramáticos. En esos momentos echa toda la carne el asador, y nos remueve por dentro secuencias bien dirigidos, una música que acompaña en perfecta sintonía y un elemento subjetivo que cala hondo en nosotros y que nos es arrancado, sin apenas esfuerzo. Parece como si el Sr. Amenábar, supiera exactamente cómo debe filmar una escena de la forma más perfecta posible. La intención subjetiva de esos planos, nos traspasa sin que seamos conscientes de la forma en la que lo hace. Sólo nos queda el poso del mensaje que nos ha querido transmitir, sin que, por ello, sintamos que estamos siendo manipulados con escenas sensibles y efectistas. Es en esos momentos cuando la película gana enteros y crece en calidad.

La historia en sí, de Hipatia, engancha porque es una mujer adelantada a su tiempo que se atreve a decir que no, aún a riesgo de su vida, y sigue los dictados de su corazón y su razón. Actúa en consecuencia con sus propias leyes, que considera correctas, y que entiende están al margen de la política que la rodea. Persigue la solución a su obsesión, sin importarla los convencionalismos o las luchas internas de su tiempo.
Y luego está, la prepotencia de los cristianos y su osadía con la interpretación de lo que ellos consideran la Verdad Universal, y su forma de aplicación. Pero, es inevitable, no caer en la cuenta, de que se trata tan solo de política y poder. Poco hay de religión. Y este punto, está magníficamente mostrado.

A la forma de cohesionar estos tres puntos, le falta garra. Pierde fuerza en los diálogos explicativos de los hechos.

Los cuasi monólogos que se refieren a razonamientos internos de Hipatia y Davo, son excepcionales. Pero al guión, en su globalidad de falta ritmo. A mí, se me hizo lenta en las escenas en las que se pierden hablándonos del Universo. La sinrazón cristiana está mejor representada porque la calidad de los actores es digna de mención. Rachel está fantástica, denota entusiasmo. Minghella se ha sorprendido de forma espectacular. Deja boquiabierta en los planos que se centran en mostrar los sentimientos, y en la radical evolución de su personaje. Es, a mi entender, el personaje más elaborado y el que sufre una transformación más brutal. Sigue un camino, cuyos pasos nos son mostrados como consecuencia lógica de los hechos acaecidos y sustenta sobre sus hombros un peso dramático, fascinante. Amonio (Ashraf Barhom) es el perfecto extremista, un fanático con mayúsculas. Y Sinesio (Rupert Evans), es la representación del ladino.

Me quedo con las actuaciones de ellos, de todos en general, pero sobre todo de los mencionados y destacando la de Davo; y con las escenas dramáticas y planos de luchas como la toma de la Biblioteca de Alejandría (y tantos otros). Me parece que es, en estos puntos, dónde reside la fuerza de la película. Al resto le falta ritmo, resulta una composición global con demasiados altibajos sin una línea media que los unifique.

[DARTH VADER]

Escojo no detenerme a evaluar los aspectos técnicos y narrativos de la cinta – los primeros, deslumbrantes – normal que arrasara en ese aspecto en la gala de los Goya- los segundos, decepcionantes- y deliberar alrededor de su penetrante trasfondo.

En “Ágora”, Amenábar pasea sin paraguas (pese a la lluvia de críticas de los intolerantes de siempre, que claro, se ven reflejados en la película, como no podía ser de otra manera), sin ninguna clase de timidez, ni freno, sobre un tema tan controvertido como es el de la sinrazón a la que conduce el fanatismo religioso…, especialmente atroz cuando es practicado por quienes han pasado en un plis-plas, de perseguidos a perseguidores, y todavía más aún si se pone al servicio de intereses económicos y políticos. Vamos, el pan nuestro de cada día.

Y para ser justos, también tengo que decir que el bando de los eruditos intelectuales también tiene tela. Todos ellos muy sibaritas, consagrados al estudio, al ocio, o a los placeres carnales, que para romperse el lomo ya tenían a los esclavos. Muy gráfica la escena del baño de “Antipática”, quiero decir, Hipatia, en la que le duchan varios esclavos (con la brújula apuntando al Norte, claro). Vamos, que así también me consagro yo al estudio de las estrellas… ¡ya te digo!

Bueno, volviendo a lo de meter caña a los cristianos , lo más deprimente es que lo que se nos relata, sigue vigente aún hoy en día, de una u otra manera. Creo que es obvio por mi parte, comentar que los casos más flagrantes son los de los países islámicos, pero es que aquí, en Occidente, en pleno siglo XXI, si un hervidero de fanáticos coléricos debidamente incitados, tuviese vía libre para quemar vivos, o matar a pedradas a los que defienden el aborto, o a los investigadores con células madre, no me cabe la menor duda que así sería.

Si es tan fácil como "pensar" más allá de culturas y religiones, que todos somos personas iguales, y que no hay ninguna raza ni pueblo elegido por ningún ser superior, que legitime atrocidades cometidas en su nombre. ¡Un poquito de por favor!

PD: Estupendísimo también, que todo el saber de la Antigüedad, almacenado durante siglos en la Biblioteca de Alejandría, fuese saqueado y destruido sin miramientos, a manos de ofuscados fanáticos basándose en la fe. ¡Bravísimo, alcornoques!