Capitulo 3: Litz
Era la hora. Cogí mi abrigo negro y como cada noche me puse las botas para salir a la calle. Estaba oscuro, pero me fiaba de mis instintos, para mí era una noche más en un mundo que no era el mío. Después de la última guerra lo perdí todo, pero lucharía por lo que era mío hasta que no pudiese más.
Sabía que todos los clones me buscaban sin cesar. Todos atentos para capturar cualquier Sk que aún quedase vivo y suelto. Pero yo era más lista y más rápida. Era capaz de escuchar cualquier sonido, solo que para que yo lo escuchase el sonido no tenia que emitirse. En pocas palabras, yo escuchaba los pensamientos.
Iba escuchando los de todas las personas en busca de un clon. Cada noche intentaba acabar con uno o dos de ellos con el fin de, aunque fuese poco a poco, reducir su número. Aunque bien sabía yo que era una misión imposible pues aunque intentaba acabar con todos los que pudiese, también sabía que cada día se intentaban hacer más y más perfeccionados.
Los pensamientos de la gente eran realmente desalentadores “¿Qué voy a hacer ahora? Con el mando de Sylar mi negocio no tiene futuro” “Nos vigilan, me ponen nerviosa” “No quiero tener un hijo en estas condiciones” “Esto no es vida” Eran personas que lo habían perdido todo como yo. Oírlos me daba jaqueca porque ya tenía suficiente con mis propios problemas como para escuchar los de los demás.
Sin embargo tenía que hacerlo si quería cazar a un par de clones hoy. “No sé si ir a casa ahora, no quiero verle” “Si quiero ser feliz, tendré que adaptarme” “Sí, este es el bando correcto. Es lo mejor que nos ha pasado” Este último pensamiento captó mi atención.
Era un hombre bajito y orondo que no solo pensaba eso si no que también iba refunfuñándolo.
Me concentre en él y le seguí disimuladamente “Sylar es un buen gobernador. Aunque su sistema ha fallado, pero lo arreglará. De todas formas hay suficientes clones para mantener la humanidad a raya. Sí, yo podría serle de gran ayuda. Tengo que darme prisa si quiero ver a ese clon que me puede llevar ante él” ¡Vaya! Pocas veces un humano corriente me llevaba ante un clon, pero a veces ocurría.
Eran personas fanáticas que pensaban que adorando a los clones y a Sylar conseguirían una vida mejor de la que llevaban, pero normalmente en el mejor de los casos conseguían una muerte rápida. Los malditos clones solo se divertían así.
Llegamos a un callejón. Había un clon Llediek. Su maldita sonrisa me puso furiosa y empecé a concentrarme en él antes de lo que pretendía.
Se puso tenso, notaba que algo en su cabeza no iba bien.
Hice un gran esfuerzo por calmarme. Él también se relajó y ni siquiera espero a que aquel tipo al que había seguido empezara a hablar, nada más llegar se le cargó sin piedad y siguió sonriendo.
Era un fanático menos, pero también sería un clon menos. Y estaba furiosa desde que había vuelto a sonreír, los ojos me ardían y sentía todos sus pensamientos dentro de mí. Imágenes de muerte, mujeres y niños, todo era sufrimiento y dolor que era su diversión.
Antes de que terminara de concentrarme para matarle con mi mente su cabeza ya había explotado por mí furia. Normalmente solía concentrarme más y dejar que sufrieran como ellos hacían sufrir hasta que al final los mataba, pero cuando mi furia se desataba como en aquel momento no podía evitar matarles en apenas segundos.
Otro clon se acercaba por el mismo callejón. No vi que tipo era este pues estaba encapuchado. Yo estaba oculta entre las sombras y empecé a escucharle “Tenemos que dar con ese maldito Sk escurridizo. Salva es el que puede darnos los mejores clones” Ni siquiera me dio tiempo a controlarme. Su cabeza explotó apenas había terminado la frase.
No permitía que ningún maldito clon pensase si quiera en mi hermano.