amores de verano
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Lore.. intento llevarme bien contigo... pero como me dejes hasta san jose sin historia.... el mordisco ira a la yugular!!!Lore escribió:Sois todos unos pedichones, como diría Ficus... Primero que escriba más seguido, después más caxo ¿lo siguiente que será?
Lo dicho, pedichones!!!
Intentare terminarlo esta semana, proque si no ya no sabresis cómo acaba hasta después de San Jose... aunque pensándolo bien, a lo mejor una dosis de paciencia noos vendría mal...
Si..... es una amenaza!!! jajajajaja es broma!!!
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Lore
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No me afectan para nada tus amenazas willy...
Estamos llegando al punto crítico de la historia y hay detalles que no me quiero dejar, momentos, situaciones y conversaciones que quiero reflejar tal y como pasaron, aunque me parece un poco difícil dado que, pese a no haber pasado demasiado tiempo, a mi me parece una eternidad, pero supongo que será debido a que yo tengo ese espacio de tiempo lleno de recuerdos. Voy a intentar daros un escenario general de los momentos que me parece marcaron el punto de partida que nos llevará a la situación actual, la de hoy mismo…
A ver de qué narices os quejais ahora... 
Estamos llegando al punto crítico de la historia y hay detalles que no me quiero dejar, momentos, situaciones y conversaciones que quiero reflejar tal y como pasaron, aunque me parece un poco difícil dado que, pese a no haber pasado demasiado tiempo, a mi me parece una eternidad, pero supongo que será debido a que yo tengo ese espacio de tiempo lleno de recuerdos. Voy a intentar daros un escenario general de los momentos que me parece marcaron el punto de partida que nos llevará a la situación actual, la de hoy mismo…
Cuando nos reencontramos con la cría y el engañao, los encontramos a ambos enzarzados en una partida a muerte del Pokemon en la Game Boy, para verlo… un tío cerca de los 40 enganchao a una maquinita de color amarillo aporrendo los botones y con la lengua fuera acompañado por un diablillo, de pie detrás de él que le iba dando ánimos para que ganase la partida. Como podéis imaginar la gente de la cafetería donde estaban tomando algo no les quitaba la vista de encima.
Después de supuestamente volver del chochologo , por cierto esto creó precedente ya que ahora apenas uso la palabra ginecólogo , María y yo nos sentamos a tomar algo mientras los dos “nenes” terminaban de jugar. En el aire se respiraba algo de incertidumbre y la conversación giró en torno a incoherencias y tonterías varias, o sea, una tarde normal para nosotros… 
Una mañana, estando en el trabajo, Jose me comentó que se estaba planteando llevar a María a comer y hablar con ella, contarle cómo se sentía, intentarlo… en fin, arriesgarse. Sé que lo fácil por mi parte y sabiendo como se sentía María, hubiese sido decirle que lo hiciese sin dudar, pero no lo hice, no lo animé a hacerlo pero tampoco lo desanimé, simplemente destaqué los pros y los contras de emprender una acción como esa. Sé que suena automático y demasiado analista, pero debía ser objetiva y estaba segura de que, cuando los dos se bajasen del burro y admitiesen frente a frente sus sentimientos por el otro, todo saldría bien.
-Lo que más me asusta – me decía Jose – es que nuestra amistad se estropee por esto.
Lógico, un miedo al que no se le puede reprochar nada cuando no sabes cómo reaccionará la otra persona, sin embargo yo sabía que María sólo necesitaba un pequeño motivo, un ligero incentivo para tirarse a la piscina y, el hecho de que Jose le dijera cómo se sentía era, según mi opinión, el incentivo perfecto, pero claro yo no le podía decir nada de esto a Jose, con lo cual tuve que dejar al pobre hombre comiéndose el tarro. Al final decidió arriesgarse e invitar a María a comer el domingo de ese fin de semana, apenas un par de días antes de navidad.
Pero ese fin de semana pasó algo que no pasaba en esta zona desde los años 60… nevó . Cayó una nevada de la leche, un frío del copón, pero como el pueblo donde vivimos esté entre montañas, la nieve no llegó a cuajar dentro del pueblo, pero hielo había un huevo. La cría se enceporró en ir el domingo a lo que aquí se conoce como Mas de Jaume, que es una fuente natural donde la nieve sí había cuajado en cantidad y Jose concedió y no invitó a María a comer ese domingo.
¿Recordáis esas excursiones de colegio en autobús todos cantando a grito pelao ? Pues así íbamos dentro de mi coche . El ambiente era festivo, alegre, el paisaje acompañaba, caía una ligera nieve y el frío era soportable. También fue la primera vez que conduje con nieve y hielo y, después de los primeros dos patinazos, empecé a cogerle el truco, aunque Jose no pensaba lo mismo y sacó el carné de identidad y lo llevaba en la mano, por si tenían que identificarlo… el muy jodío. 
Llegamos a la fuente y, como es normal, había más gente del pueblo que había ido a lo mismo que nosotros. Aprovechamos la excursión para coger agua de la fuente, algo también muy habitual por aquí, ya que tenemos tres manantiales naturales. Después de llenar las garrafas y meterlas en el coche, la cría y yo nos dedicamos a jugar con la nieve mientras María y Jose hablaban sentados en un banco.
De lo que se habló en esa conversación no os puedo contar nada, porque no tengo ni idea, pero me daba la sensación de que Jose, de alguna manera estaba preparando el terreno. Era una conversación… ¿cómo decirlo?
Suave, no en susurros pero si en voz muy baja, lo que más me llamó la atención fue el hecho de que ambos se miraban a los ojos, no sonreían en absoluto y María tenía una expresión algo sorprendida en el rostro, pero la cara que puso cuando Jose le cogió la mano… esa cara, no la olvidaré… un gesto de incredulidad, de sorpresa, de alegría, como sus ojos iban de la mano a los ojos de Jose, todo ello comprimido en apenas un instante, la verdad, no sé quién se alegró más, si la propia María y yo.
Pero Murphy volvió a meter la pezuña donde no le llamaban y así como nosotros y otra gente del pueblo estaba allí, aparecieron los exsuegros de María. Llegados a este punto os tengo que explicar algo, en el pueblo se había extendido el rumor, yo estoy convencida que fue el marido cabrón , de que María se había separado porque había conocido a otra persona, o sea, que tenía un rollete, pero no un rollete cualquiera, no, el supuesto rollete no era otra que yo misma… si, estaban todos convencidos de que después de todo, éramos lesbianas. ¿Qué queréis que os diga? Son estrechos de mente.
El gran problema llegó cuando el que había sido el suegro de María abrió la bocaza, sin preocuparse por el volumen y la malicia impresa en sus palabras, para decir:
-No tienes bastante con esa – señalándome a mi – que ahora te quieres tirar a ese y encima delante de mi nieta, fíjate si eres p*** y mala madre.
He de decir que María siempre se ha acobardado un poco delante de su suegro y de su marido, nunca la he acusado de cobarde, aunque ella reconoce que lo es y que tal vez si se hubiese impuesto en ciertas cosas todo habría sido diferente. Siempre he pensado que un momento de valor no compensa años de cobardía y miedo, porque creo que eso es lo que tenía María, miedo, pero también reconozco que llega un punto donde dejas de pensar y te dejas llevar por los impulsos y supongo que el hecho de que la acusarán de ser una mala madre y justo en ese momento, fue el punto de ruptura para María.
Se levantó hecha una furia de cara a su suegro, dejando a Jose un poco descolocado, la niña no podía más que mirar a su madre y yo, bueno yo me fui detrás de María después de decirle a la cría que se quedase con Jose.
El huracán María se encaró a aquel hombre dispuesta a decirle una sarta de barbaridades no aptas para el oído público, de eso estoy segura, y ambos empezaron a gritarse insultos y reproches. Aquí es donde se acabó la paz, justo en el instante en el que puse mi mano en el hombro de María para que lo dejase, su exsuegro levantó la mano. Me dio el tiempo exacto para empujar a María y evitar que me diese en la cara, pero me dio en el brazo. Jose dejó a la niña, que se había quedado petrificada por completo, y vino hacía nosotras, se puso delante de el salvaje sujetando a María, mientras al susodicho salvaje intentaba sujetarlo su mujer.
Recuerdo haber pensado en ese momento en ir a por el tío con todo lo que tenía, dejarle la cara tan marcada que el gobierno le prohibiese hacerse fotos, pero miré a la niña y esa idea desapareció. Delante de mí había una persona de once años, con las lágrimas corriéndole libremente por el rostro, podías ver que tenía el corazón roto, podías verlo. Esa cría había visto cómo su abuelo había intentado agredir físicamente a su madre después de haberla insultado, y ella ya estaba bastante herida por el hecho de que su padre no le hacía el menor caso y ni siquiera había recordado su cumpleaños que había sido un par de semanas antes.
María, Jose y el salvaje continuaban enzarzados en insultos y gritos varios, vamos, todo un espectáculo, pero el salvaje consiguió zafarse de su mujer y empezó de nuevo amenazando con la mano alzada. ¿Sabéis quién lo paró en esa ocasión?
La niña.
La pequeña salió como un obús de cara a su abuelo y le dio tal empujón que el hombre acabó con el culo en el suelo.
-No los toques. – Lo dijo sin levantar la voz, pero todos lo oímos con claridad.
-¿Por qué los defiendes después de lo que le han hecho a tu padre? – Hoy en día todavía me pregunto qué coño le hemos hecho.
-Yo ya no tengo padre. – Tampoco esta vez levantó la voz, pero consiguió callar a su abuelo – y no lo necesito.
-Claro que necesitas a tu padre. – La abuela se dignó a abrir la boca.
-Tengo algo mejor que un padre – dijo la enana mirando a Jose – y dos madres.
Cogió a su madre de la mano, luego a mí, con la cara llena de lágrimas sonrió a Jose y comenzó a caminar hacia el coche. Después de ese momento, a nosotros tres, los supuestos adultos, no nos quedó otra que ir con la enana.
Al arrancar el coche, la niña rompió a llorar, su madre rompió a llorar abrazando a su hija, Jose no acumulaba más rabia en la cara porque no tiene más cara y yo intentaba concentrarme en la carretera, cosa bastante difícil cuando al mismo tiempo planeaba la venganza por el golpe y la manera de hacer sonreír alegremente de nuevo a mi pequeña.
Lo que debía haber sido un domingo de celebración, se truncó de tal manera, que los efectos se sintieron hasta después del día de navidad, ya que ese año ni siquiera nos juntamos el día de nochebuena para intercambiar los regalos.
Después de supuestamente volver del chochologo
, por cierto esto creó precedente ya que ahora apenas uso la palabra ginecólogo , María y yo nos sentamos a tomar algo mientras los dos “nenes” terminaban de jugar. En el aire se respiraba algo de incertidumbre y la conversación giró en torno a incoherencias y tonterías varias, o sea, una tarde normal para nosotros… Una mañana, estando en el trabajo, Jose me comentó que se estaba planteando llevar a María a comer y hablar con ella, contarle cómo se sentía, intentarlo… en fin, arriesgarse. Sé que lo fácil por mi parte y sabiendo como se sentía María, hubiese sido decirle que lo hiciese sin dudar, pero no lo hice, no lo animé a hacerlo pero tampoco lo desanimé, simplemente destaqué los pros y los contras de emprender una acción como esa. Sé que suena automático y demasiado analista, pero debía ser objetiva y estaba segura de que, cuando los dos se bajasen del burro y admitiesen frente a frente sus sentimientos por el otro, todo saldría bien.
-Lo que más me asusta – me decía Jose – es que nuestra amistad se estropee por esto.
Lógico, un miedo al que no se le puede reprochar nada cuando no sabes cómo reaccionará la otra persona, sin embargo yo sabía que María sólo necesitaba un pequeño motivo, un ligero incentivo para tirarse a la piscina y, el hecho de que Jose le dijera cómo se sentía era, según mi opinión, el incentivo perfecto, pero claro yo no le podía decir nada de esto a Jose, con lo cual tuve que dejar al pobre hombre comiéndose el tarro. Al final decidió arriesgarse e invitar a María a comer el domingo de ese fin de semana, apenas un par de días antes de navidad.
Pero ese fin de semana pasó algo que no pasaba en esta zona desde los años 60… nevó
. Cayó una nevada de la leche, un frío del copón, pero como el pueblo donde vivimos esté entre montañas, la nieve no llegó a cuajar dentro del pueblo, pero hielo había un huevo. La cría se enceporró en ir el domingo a lo que aquí se conoce como Mas de Jaume, que es una fuente natural donde la nieve sí había cuajado en cantidad y Jose concedió y no invitó a María a comer ese domingo.¿Recordáis esas excursiones de colegio en autobús todos cantando a grito pelao
? Pues así íbamos dentro de mi coche . El ambiente era festivo, alegre, el paisaje acompañaba, caía una ligera nieve y el frío era soportable. También fue la primera vez que conduje con nieve y hielo y, después de los primeros dos patinazos, empecé a cogerle el truco, aunque Jose no pensaba lo mismo y sacó el carné de identidad y lo llevaba en la mano, por si tenían que identificarlo… el muy jodío. Llegamos a la fuente y, como es normal, había más gente del pueblo que había ido a lo mismo que nosotros. Aprovechamos la excursión para coger agua de la fuente, algo también muy habitual por aquí, ya que tenemos tres manantiales naturales. Después de llenar las garrafas y meterlas en el coche, la cría y yo nos dedicamos a jugar con la nieve mientras María y Jose hablaban sentados en un banco.
De lo que se habló en esa conversación no os puedo contar nada, porque no tengo ni idea, pero me daba la sensación de que Jose, de alguna manera estaba preparando el terreno. Era una conversación… ¿cómo decirlo?
Suave, no en susurros pero si en voz muy baja, lo que más me llamó la atención fue el hecho de que ambos se miraban a los ojos, no sonreían en absoluto y María tenía una expresión algo sorprendida en el rostro, pero la cara que puso cuando Jose le cogió la mano… esa cara, no la olvidaré… un gesto de incredulidad, de sorpresa, de alegría, como sus ojos iban de la mano a los ojos de Jose, todo ello comprimido en apenas un instante, la verdad, no sé quién se alegró más, si la propia María y yo.Pero Murphy volvió a meter la pezuña donde no le llamaban
y así como nosotros y otra gente del pueblo estaba allí, aparecieron los exsuegros de María. Llegados a este punto os tengo que explicar algo, en el pueblo se había extendido el rumor, yo estoy convencida que fue el marido cabrón , de que María se había separado porque había conocido a otra persona, o sea, que tenía un rollete, pero no un rollete cualquiera, no, el supuesto rollete no era otra que yo misma… si, estaban todos convencidos de que después de todo, éramos lesbianas. ¿Qué queréis que os diga? Son estrechos de mente.El gran problema llegó cuando el que había sido el suegro de María abrió la bocaza, sin preocuparse por el volumen y la malicia impresa en sus palabras, para decir:
-No tienes bastante con esa – señalándome a mi – que ahora te quieres tirar a ese y encima delante de mi nieta, fíjate si eres p*** y mala madre.
He de decir que María siempre se ha acobardado un poco delante de su suegro y de su marido, nunca la he acusado de cobarde, aunque ella reconoce que lo es y que tal vez si se hubiese impuesto en ciertas cosas todo habría sido diferente. Siempre he pensado que un momento de valor no compensa años de cobardía y miedo, porque creo que eso es lo que tenía María, miedo, pero también reconozco que llega un punto donde dejas de pensar y te dejas llevar por los impulsos y supongo que el hecho de que la acusarán de ser una mala madre y justo en ese momento, fue el punto de ruptura para María.
Se levantó hecha una furia de cara a su suegro, dejando a Jose un poco descolocado, la niña no podía más que mirar a su madre y yo, bueno yo me fui detrás de María después de decirle a la cría que se quedase con Jose.
El huracán María se encaró a aquel hombre dispuesta a decirle una sarta de barbaridades no aptas para el oído público, de eso estoy segura, y ambos empezaron a gritarse insultos y reproches. Aquí es donde se acabó la paz, justo en el instante en el que puse mi mano en el hombro de María para que lo dejase, su exsuegro levantó la mano. Me dio el tiempo exacto para empujar a María y evitar que me diese en la cara, pero me dio en el brazo. Jose dejó a la niña, que se había quedado petrificada por completo, y vino hacía nosotras, se puso delante de el salvaje sujetando a María, mientras al susodicho salvaje intentaba sujetarlo su mujer.
Recuerdo haber pensado en ese momento en ir a por el tío con todo lo que tenía, dejarle la cara tan marcada que el gobierno le prohibiese hacerse fotos, pero miré a la niña y esa idea desapareció. Delante de mí había una persona de once años, con las lágrimas corriéndole libremente por el rostro, podías ver que tenía el corazón roto, podías verlo. Esa cría había visto cómo su abuelo había intentado agredir físicamente a su madre después de haberla insultado, y ella ya estaba bastante herida por el hecho de que su padre no le hacía el menor caso y ni siquiera había recordado su cumpleaños que había sido un par de semanas antes.
María, Jose y el salvaje continuaban enzarzados en insultos y gritos varios, vamos, todo un espectáculo, pero el salvaje consiguió zafarse de su mujer y empezó de nuevo amenazando con la mano alzada. ¿Sabéis quién lo paró en esa ocasión?
La niña.
La pequeña salió como un obús de cara a su abuelo y le dio tal empujón que el hombre acabó con el culo en el suelo.
-No los toques. – Lo dijo sin levantar la voz, pero todos lo oímos con claridad.
-¿Por qué los defiendes después de lo que le han hecho a tu padre? – Hoy en día todavía me pregunto qué coño le hemos hecho.
-Yo ya no tengo padre. – Tampoco esta vez levantó la voz, pero consiguió callar a su abuelo – y no lo necesito.
-Claro que necesitas a tu padre. – La abuela se dignó a abrir la boca.
-Tengo algo mejor que un padre – dijo la enana mirando a Jose – y dos madres.
Cogió a su madre de la mano, luego a mí, con la cara llena de lágrimas sonrió a Jose y comenzó a caminar hacia el coche. Después de ese momento, a nosotros tres, los supuestos adultos, no nos quedó otra que ir con la enana.
Al arrancar el coche, la niña rompió a llorar, su madre rompió a llorar abrazando a su hija, Jose no acumulaba más rabia en la cara porque no tiene más cara y yo intentaba concentrarme en la carretera, cosa bastante difícil cuando al mismo tiempo planeaba la venganza por el golpe y la manera de hacer sonreír alegremente de nuevo a mi pequeña.
Lo que debía haber sido un domingo de celebración, se truncó de tal manera, que los efectos se sintieron hasta después del día de navidad, ya que ese año ni siquiera nos juntamos el día de nochebuena para intercambiar los regalos.
Ay Lore....... jajajaja... despues de esto... no podre quejarme..... bueno un pokito solo....
Que bonito ta kedao jodida!!!!
el momento niña..... tengo algo mejor... mirando a jose y 2 madres... uffff que bonito!!!!
Eso si.. menudo tocapelotas el viejo!!!..... yo lo tiraba a la fuente!!!!!
Sin nochebuena??? sin regalos de jose y maria........ ay que interesante se pone esto!!!
eso si... me e hartado a reir con lo de vuetro royete!!!! jajajajajaja, que fuerte!!!! Pero vostros en que pueblo vivis??? en el de los picapiedras???? jajajaja
Que bonito ta kedao jodida!!!!
el momento niña..... tengo algo mejor... mirando a jose y 2 madres... uffff que bonito!!!!
Eso si.. menudo tocapelotas el viejo!!!..... yo lo tiraba a la fuente!!!!!
Sin nochebuena??? sin regalos de jose y maria........ ay que interesante se pone esto!!!
eso si... me e hartado a reir con lo de vuetro royete!!!! jajajajajaja, que fuerte!!!! Pero vostros en que pueblo vivis??? en el de los picapiedras???? jajajaja
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DARTH VADER
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willy_361 escribió:fuerte!!!! Pero vostros en que pueblo vivis??? en el de los picapiedras???? jajajaja
ya te digo.Esa niña que edad dices que tenia Lore porque nos puede enseñar mucho a unos cuantos
Y asi me gusta maria33...todos a la carcel
-”Nunca olvides qué eres porque desde luego el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil” (Tyrion Lannister).
ay!! la hija de Maria me recuerda mucho a mi prima Karen, que tiene 11 años y la mayoria de las veces me deja con la boca abierta... lo que sabe la joia y además, sus padres están divorciados y su padre es un pedazo de cab*** sin corazon... la verdad es que tienen mucho en comun 
y además, sus padres están divorciados y su padre es un pedazo de cab*** sin corazon... la verdad es que tienen mucho en comun 
Lore, Mei, Shupe, ****
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Lore
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Sigue, sigue...
Lo que debía haber sido un domingo de celebración, se truncó de tal manera, que los efectos se sintieron hasta después del día de navidad, ya que ese año ni siquiera nos juntamos el día de nochebuena para intercambiar los regalos.
El motivo fue que María se negó, la verdad es que se sentía avergonzada aunque no sé muy bien por qué. Por más que Jose por su parte y yo por la mía intentásemos convencerla de que no pasaba nada, de que no había sido culpa suya, no conseguimos que se bajase del burro. Así que María y la niña pasaron la nochebuena y la navidad en casa, solas, Jose la pasó con su madre y yo, pues mi familia decidió que era una gran idea invadir mi casa aquella navidad, así que estuve muy acompañada.
El primer día de trabajo después del atracón navideño le pregunté a Jose por el contenido de esa conversación en la fuente. Con un sonrojo bastante gracioso me contó que le había dicho a María que se sentía atraído por ella y que ella le había confirmado que también había “algo” por su parte. Me lo contaba con media sonrisilla satisfecha, pero cuando recordó el “altercado” (por llamarlo de alguna manera) su expresión cambió por completo. Jose es la típica persona que perdona pero nunca olvida, y cuando digo nunca, es nunca. Aunque tarde años en devolvértela, ten por seguro que lo hará, pero bueno yo también soy un poco así, usea que nada malo en ello, de hecho el propio Jose dice que yo nunca amenazo, que yo prometo y por lo tanto soy peor que él en ese sentido, pero bueno…
-Podríamos hacerle la vida algo más interesante al viejo ese. – Yo sabía perfectamente a qué viejo se refería.
-Podríamos…
-¿Subversivos, evidentes o encabronados?
-Sutiles, subversivos y encabronados a la vez, pero nunca demasiado evidentes.
Como es normal, no le dijimos nada de esto a María y esa misma noche/madrugada Jose y yo, arropados por el manto de la noche, bufanda, guantes y abrigo porque hacía un frío de cojones nos armamos para quedarnos a gusto. Supongo que sabréis que las impresoras láser funcionan con toner, lo que a lo mejor no sabéis es que dentro del toner hay un finillo polvo negro que otra pieza de la impresora que se llama fusor, funde hasta la temperatura exacta para que se quede impreso en el papel, ese polvo de toner es extremadamente tóxico, incluso se considera cancerígeno si se respira. Pues bien, desmontamos un toner y sacamos el polvo que después aplicamos en la manecilla de la puerta de la casa del susodicho, en la solapa del buzón, en las manetas del coche, en el escalón donde se suele sentar por las tardes a no hacer nada mientras se rasca los webos, en fin, un número determinado de sitios donde o bien, debía tocar o bien se iba a sentar, sólo hacer notar que la mancha de toner de la ropa no se va.
Jose, no contento con esto, trajo uno de los líquidos que usamos para limpiar ciertas piezas, tanto de impresoras como ordenadores. Este líquido es muy corrosivo, pero que muy corrosivo, sólo os diré que lo aplicamos con pincel y cada vez el pincel se queda sin un solo pelo. Jose se trajo también unos cuantos pinceles y comenzó a escribir algo en el capó del coche del mamonazo. Nada más terminó, habiendo usado tres pinceles, ya se podía empezar a leer:
“Soy el cabrón más grande de este pueblo
Y no contento con ello, me gusta ir a la
Puerta del colegio todas las mañanas a mirar
Los pechos de vuestras hijas mientras me toco
Los huevos para luego por la noche poder tener
Las fantasías sexuales que nunca disfrutaré”
Yo había pensado que Jose sencillamente le haría un dibujito o le pondría algún insulto, pero casi esto me gustó más , estaba en mayúsculas y en cinco minutos más fue completamente legible. Mis instintos más cabrones se despertaron en ese momento y pensé que era realmente fácil sustituir el capó, así que me subí al techo del coche y dibujé una bonita mano haciendo el gesto universal, si ese del dedito levantado, la única manera de reparar eso, era llevarlo a un planchista, lijar el techo y volverlo a pintar, algo más caro que ir a un desguace y cambiar el capó.
Al día siguiente, no os podéis imaginar cual era el tema de conversación en la cafetería mientras desayunaba. La mitad de la gente se preguntaba quién podría haberlo hecho mientras la otra mitad se preguntaba si era verdad. Yo estaba con otro amigo, que nos había hecho la cobertura a Jose y a mí la noche anterior y por supuesto era sabedor de todo el tema y, la verdad es que estábamos disfrutando los comentarios. Y más que disfruté cuando entró en la cafetería el mamón, con una cara de cabreo bastante comprensible y una mancha negra tremenda en el jersey, prueba evidente de que había intentado limpiarse en polvo de toner, sin saber que esa mancha iba a ser perpetua.
No pude evitar una media sonrisa, en serio, no pude evitarla y supongo que él la vio porque vino directo a la mesa donde estábamos nosotros, pero antes de que llegase mi amigo se levantó y se le puso delante. Justo en ese momento, la cafetería se quedó en silencio y entró María con la niña. Momento tenso donde los haya, os lo puedo asegurar, María dijo un “Buenos días en general” y se sentó a desayunar sin ni siquiera mirar a su suegro, la niña pasó por su lado:
-¿No vas a darle un beso al abuelo?
-No. – Y se sentó en mi regazo.
Al hombre no le quedó más que darse la vuelta y marcharse, nadie más dijo nada del tema y continuamos desayunando como si nada hubiese pasado. Aquel día la cría se quedaba con Jose y conmigo en el trabajo, ni que decir tiene que no trabajamos mucho, nos pasamos el día jugando con ella y haciendo el perro. Por la tarde habíamos quedado con María en un intento por retomar nuestra rutina habitual. Estando ya los cuatro juntos pregunté:
-¿Qué planes hay para nochevieja?
-En casa.
-En casa.
-Con mi madre.
No hace falta mucho para saber quién dijo qué.
-¿Por qué no la pasamos juntos?
Eso fue el comienzo de los preparativos para lo que debía ser nuestra nochevieja, lo que ni María ni Jose sabían es que yo ya tenía plan para nochevieja y la enana se venía conmigo.
Los días hasta nochevieja pasaron un tanto rápido y Jose y María habían vuelto a un estado de… punto muerto, ninguno de los dos decía nada. Hablando con ambos por separado, los dos me decían lo mismo, “que pasen unos días y ya hablaremos”, pero ninguno de los dos podía negar las ganas. Realmente frustrante, lo ves, lo tienes delante, no puedes hacer nada, no consigues convencer a ninguno de los dos cabezones…
Llegó el día de nochevieja, estábamos en el piso de María y cuando iba a empezar a preparar todo el tinglao dijo:
-No sé si tendremos bebida suficiente.
-Para vosotros hay suficiente.
-¿Cómo que para nosotros?
-Lore y yo nos vamos, que ya tenemos plan. – La cría siempre puntualizando.
-Estoooooo… ¿no te lo había dicho? – Evidentemente la cara no era la de alguien que ha olvidado algo.
-¿Qué pasa? – Jose entró en la cocina, mientras la niña ya iba por el pasillo poniéndose la chaqueta para marcharse.
-Las niñas, - así nos llama María a mi y a su hija cuando se refiere a las dos – que dicen que se van que ya tienen plan.
-¿Cómo? – La cara de Jose pasó de perplejidad a entendimiento en un instante.
-Pos eso, que nos vamos que llegamos tarde y hemos quedao.
Escapé por patas dejándolos a ambos en la puerta de la cocina, pero no me pude aguantar y desde la puerta de la calle grité.
-¡Aprovechad la oportunidad, no hagáis nada que yo no haría, mañana vendremos a comer, procurad estar vestidos a eso de la una!
Y cerré la puerta justo a tiempo de empezar a escojonarme de la risa. La enana y yo nos fuimos a casa de unos amigos a pasar la nochevieja y os puedo decir que a lo largo de toda esa noche, me acordé mucho de lo que podía estar pasando en casa de María.
¿Les estaba ayudando o esto acabaría mal? Que mala es la duda…
------------------
Weno hasta aquí tengo escrito y siento deciros que no podré postearos el final hasta que vuelva, así que tendreis que esperar un poquillo...
Asias shupe!
El motivo fue que María se negó, la verdad es que se sentía avergonzada aunque no sé muy bien por qué. Por más que Jose por su parte y yo por la mía intentásemos convencerla de que no pasaba nada, de que no había sido culpa suya, no conseguimos que se bajase del burro. Así que María y la niña pasaron la nochebuena y la navidad en casa, solas, Jose la pasó con su madre y yo, pues mi familia decidió que era una gran idea invadir mi casa aquella navidad, así que estuve muy acompañada.
El primer día de trabajo después del atracón navideño le pregunté a Jose por el contenido de esa conversación en la fuente. Con un sonrojo bastante gracioso me contó que le había dicho a María que se sentía atraído por ella y que ella le había confirmado que también había “algo” por su parte. Me lo contaba con media sonrisilla satisfecha, pero cuando recordó el “altercado” (por llamarlo de alguna manera) su expresión cambió por completo. Jose es la típica persona que perdona pero nunca olvida, y cuando digo nunca, es nunca. Aunque tarde años en devolvértela, ten por seguro que lo hará, pero bueno yo también soy un poco así, usea que nada malo en ello, de hecho el propio Jose dice que yo nunca amenazo, que yo prometo y por lo tanto soy peor que él en ese sentido, pero bueno…
-Podríamos hacerle la vida algo más interesante al viejo ese. – Yo sabía perfectamente a qué viejo se refería.
-Podríamos…
-¿Subversivos, evidentes o encabronados?
-Sutiles, subversivos y encabronados a la vez, pero nunca demasiado evidentes.
Como es normal, no le dijimos nada de esto a María y esa misma noche/madrugada Jose y yo, arropados por el manto de la noche, bufanda, guantes y abrigo porque hacía un frío de cojones
nos armamos para quedarnos a gusto. Supongo que sabréis que las impresoras láser funcionan con toner, lo que a lo mejor no sabéis es que dentro del toner hay un finillo polvo negro que otra pieza de la impresora que se llama fusor, funde hasta la temperatura exacta para que se quede impreso en el papel, ese polvo de toner es extremadamente tóxico, incluso se considera cancerígeno si se respira. Pues bien, desmontamos un toner y sacamos el polvo que después aplicamos en la manecilla de la puerta de la casa del susodicho, en la solapa del buzón, en las manetas del coche, en el escalón donde se suele sentar por las tardes a no hacer nada mientras se rasca los webos, en fin, un número determinado de sitios donde o bien, debía tocar o bien se iba a sentar, sólo hacer notar que la mancha de toner de la ropa no se va.Jose, no contento con esto, trajo uno de los líquidos que usamos para limpiar ciertas piezas, tanto de impresoras como ordenadores. Este líquido es muy corrosivo, pero que muy corrosivo, sólo os diré que lo aplicamos con pincel y cada vez el pincel se queda sin un solo pelo. Jose se trajo también unos cuantos pinceles y comenzó a escribir algo en el capó del coche del mamonazo. Nada más terminó, habiendo usado tres pinceles, ya se podía empezar a leer:
“Soy el cabrón más grande de este pueblo
Y no contento con ello, me gusta ir a la
Puerta del colegio todas las mañanas a mirar
Los pechos de vuestras hijas mientras me toco
Los huevos para luego por la noche poder tener
Las fantasías sexuales que nunca disfrutaré”
Yo había pensado que Jose sencillamente le haría un dibujito o le pondría algún insulto, pero casi esto me gustó más
, estaba en mayúsculas y en cinco minutos más fue completamente legible. Mis instintos más cabrones se despertaron en ese momento y pensé que era realmente fácil sustituir el capó, así que me subí al techo del coche y dibujé una bonita mano haciendo el gesto universal, si ese del dedito levantado, la única manera de reparar eso, era llevarlo a un planchista, lijar el techo y volverlo a pintar, algo más caro que ir a un desguace y cambiar el capó. Al día siguiente, no os podéis imaginar cual era el tema de conversación en la cafetería mientras desayunaba. La mitad de la gente se preguntaba quién podría haberlo hecho mientras la otra mitad se preguntaba si era verdad. Yo estaba con otro amigo, que nos había hecho la cobertura a Jose y a mí la noche anterior y por supuesto era sabedor de todo el tema y, la verdad es que estábamos disfrutando los comentarios. Y más que disfruté cuando entró en la cafetería el mamón, con una cara de cabreo bastante comprensible y una mancha negra tremenda en el jersey, prueba evidente de que había intentado limpiarse en polvo de toner, sin saber que esa mancha iba a ser perpetua.
No pude evitar una media sonrisa, en serio, no pude evitarla y supongo que él la vio porque vino directo a la mesa donde estábamos nosotros, pero antes de que llegase mi amigo se levantó y se le puso delante. Justo en ese momento, la cafetería se quedó en silencio y entró María con la niña. Momento tenso donde los haya, os lo puedo asegurar, María dijo un “Buenos días en general” y se sentó a desayunar sin ni siquiera mirar a su suegro, la niña pasó por su lado:
-¿No vas a darle un beso al abuelo?
-No. – Y se sentó en mi regazo.
Al hombre no le quedó más que darse la vuelta y marcharse, nadie más dijo nada del tema y continuamos desayunando como si nada hubiese pasado. Aquel día la cría se quedaba con Jose y conmigo en el trabajo, ni que decir tiene que no trabajamos mucho, nos pasamos el día jugando con ella y haciendo el perro. Por la tarde habíamos quedado con María en un intento por retomar nuestra rutina habitual. Estando ya los cuatro juntos pregunté:
-¿Qué planes hay para nochevieja?
-En casa.
-En casa.
-Con mi madre.
No hace falta mucho para saber quién dijo qué.
-¿Por qué no la pasamos juntos?
Eso fue el comienzo de los preparativos para lo que debía ser nuestra nochevieja, lo que ni María ni Jose sabían es que yo ya tenía plan para nochevieja y la enana se venía conmigo.
Los días hasta nochevieja pasaron un tanto rápido y Jose y María habían vuelto a un estado de… punto muerto, ninguno de los dos decía nada. Hablando con ambos por separado, los dos me decían lo mismo, “que pasen unos días y ya hablaremos”, pero ninguno de los dos podía negar las ganas. Realmente frustrante, lo ves, lo tienes delante, no puedes hacer nada, no consigues convencer a ninguno de los dos cabezones…
Llegó el día de nochevieja, estábamos en el piso de María y cuando iba a empezar a preparar todo el tinglao dijo:
-No sé si tendremos bebida suficiente.
-Para vosotros hay suficiente.
-¿Cómo que para nosotros?
-Lore y yo nos vamos, que ya tenemos plan. – La cría siempre puntualizando.
-Estoooooo… ¿no te lo había dicho?
– Evidentemente la cara no era la de alguien que ha olvidado algo.-¿Qué pasa? – Jose entró en la cocina, mientras la niña ya iba por el pasillo poniéndose la chaqueta para marcharse.
-Las niñas, - así nos llama María a mi y a su hija cuando se refiere a las dos – que dicen que se van que ya tienen plan.
-¿Cómo? – La cara de Jose pasó de perplejidad a entendimiento en un instante.
-Pos eso, que nos vamos que llegamos tarde y hemos quedao.
Escapé por patas dejándolos a ambos en la puerta de la cocina, pero no me pude aguantar y desde la puerta de la calle grité.
-¡Aprovechad la oportunidad, no hagáis nada que yo no haría, mañana vendremos a comer, procurad estar vestidos a eso de la una!
Y cerré la puerta justo a tiempo de empezar a escojonarme de la risa. La enana y yo nos fuimos a casa de unos amigos a pasar la nochevieja y os puedo decir que a lo largo de toda esa noche, me acordé mucho de lo que podía estar pasando en casa de María.
¿Les estaba ayudando o esto acabaría mal? Que mala es la duda…
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Weno hasta aquí tengo escrito y siento deciros que no podré postearos el final hasta que vuelva, así que tendreis que esperar un poquillo...
Asias shupe!
