Como todos los años, a finales de la temporada estival, en Septiembre, los inquilinos regresaban a la Urbanización (durante Julio y Agosto estaban los propietarios de los dúplex y por aquel entonces, nosotros lo teníamos en alquiler).
No recuerdo nada en especial de los dos primeros meses… sólo que iba con mis primas… muy “sociables” ellas…
y me ponían en un compromiso cada vez que se paraban a hablar con la pandillita de cafres…
entre otras cosas porque no sabía cómo tratarlos…
algunos me caían muy mal (mi cuñado entre ellos)… y otros simplemente ni me iban ni me venían…
Claro… y os preguntaréis… qué hacían estos niños para que los llame cafres…
más bien eran salvajes… pero bueno… os pongo varios ejemplos:
1º.- Caza de ranas… con los consiguientes experimentos sobre el animalito… hasta que le hacen una especie de silla eléctrica… y al final lo que quedaba era rana frita…
2º.- Guerra de globos de agua, hasta ahí bien… pero no estaba tan bien cuando se descontrolaba todo y terminaban añadiendo otros “productos” al agua de relleno (tinta, orín…), una variante de esta guerra de globos era la Guerra de Huevos… una vez no quedaban huevos… servía todo lo que había en la nevera… siempre que fuera susceptible de manchar y chorrear… así surgió el colofón de las guerras: el gazpacho…
Yo en ningún momento participé en las guerras… ya me tenían bastantes ganas como para ponerme de diana… pero mi hermano, 5 años menor que yo… se veía atraído por “la fiesta”… y claro… al final salía escaldado (muchos de los participantes rondaban los 13-16 años y él tenía unos 8 años), muchas veces tuve que dar la cara por el niño… por ende… seguía ganándome la enemistad de los cafres… y a mí cada día me caían peor…
precisamente porque por cosas así… mi casa la gran mayoría de las veces era blanco de huevos, etc… luego por la mañana no había sido nadie… y los huevos habían salido solos de las neveras para estrellarse en nuestra fachada… obvio, no??…
Ay... qué broncas les echaban mis padres en el pasillo de casa... al día siguiente...
Dicho esto… imaginad la labor de aproximación que tuvo que hacer mi prima… para que ninguno discutiéramos cuando estábamos juntos… Ella se divertía mucho con los niños… supongo que veía sus virtudes… aunque… cada una veía lo que le afectaba, claro… a pesar de todo… yo sentía curiosidad…
Al principio, lo que hice fue mantenerme al margen lo máximo posible… mi cuñado me era insoportable…
algo mutuo…
Era complicado enterrar el hacha de guerra…
Optamos por ignorarnos…
Y llegó Noviembre… puente de Todos los Santos… y fin de semana de cumpleaños de uno de los cafres… noche del 3 de Noviembre 1992...
Pasada la fiesta de cumpleaños… nos quedamos sentados en las escaleras del pasillo que daba a casa del cumpleañero… No recuerdo mucho de esa noche… sólo estar en el pasillo… hablando con quien ahora es mi novio y con otro más… recuerdo jugar con un patinete… y bueno… después de un rato de pie… sentarme con ellos en la escalera totalmente relajada…
Toda una novedad!!!
De la conversación ni me preguntéis…
Pero me fui a casa más tarde de lo acostumbrado…
El fin de semana no había acabado… aún quedaba el domingo…
Continuará…