Pasó la guerra de huevos sin que pudieran desahogarse… y una noche, cuando todos estábamos en aquel rellano de las primeras conversaciones… ellas propusieron jugar a las cartas… estuvimos un rato haciendo el tonto… pero parece que se aburrían… y cambiaron de juego… qué mal hice en quedarme… esa noche estábamos, las gemelas, una prima de ellas, mi EX, 3 chicos más del grupo y yo… Esa noche empezó el pulso con las gemelas…
Sentados en el suelo, alrededor de la baraja de cartas… discutían sobre el juego siguiente… y con maldad se miraban una de las gemelas y la prima. Ellas sabían perfectamente lo que hacían… necesitaban hacerme algo, pero cómo darse el gustazo? Ahí tuvieron una oportunidad de oro… sí, y yo se la di… para demostrarles que no les tenía ningún miedo… La propuesta fue ir destapando cartas hasta que apareciera aquella que en un principio había elegido quien en ese momento le tocara “jugar”… según la carta y al palo de la baraja al que pertenecieran las que se destapaban… te infligían una penalización… (bastos: golpe con el puño cerrado, espadas: pellizcos… etc… todo sobre la mano…)
Es obvio… quien empezó, iban a por mí… así que cual kamikace… me ofrecí… 1º elección/adivinación de la carta… 7 de oros… Bien, adiviné el número pero no el palo; salió un 7 de espadas… ni qué decir tiene que tanto las gemelas como la prima se ensañaron conmigo… y peor aún… lo primero que salió fue el 7 de espadas… pero es que el 7 de oros era casi la antepenúltima carta… Durante el hara-kiri… escuchaba a uno de los niños decirle a mi EX: “Ella va a seguir, deberías parar esto…” Pero, no hizo nada… Y continué… impasible… con las manos doloridas… rojas… de todos los colores… arañadas… pero por mis muelas… que estas “hijas de su madre”… no me iban a ver echar ni una lágrima… por más que me dolieran las manos… (y creedme que dolían y mucho…)
Cuando llegó al 7 de oros… ya ni me las sentía… Las gemelas tenían cara de felicidad… y la prima algunas cartas atrás se había dado cuenta… de lo que realmente estaban haciendo… así que relajó el ensañamiento… pero bahhh… a esas alturas tampoco servía de mucho, no? Me levanté, dije que ya se me había hecho un poco tarde para ir a cenar, di las buenas noches… miré a mi EX… y me fui…
Al llegar a mi casa… y tratar de abrir la puerta… fui consciente de lo que me dolían las manos… Dios!! No podía ni tocar el pomo de la puerta!!! Aguantando el dolor… conseguí entrar… y llegar hasta el baño sin que me vieran mis padres… abrí el grifo del agua fría… y así estuve un rato… intentando calmar el dolor y la hinchazón… mientras las lágrimas resbalaban por mi cara…
Pero tenía que salir del baño… y claro está que iba a tener problemas para cenar… o al menos para hacerlo con cubiertos…
así que como tampoco es que tuviera hambre… comenté que no iba a cenar…sin embargo, lo mío fue un conato de escapada… porque acto seguido me reclamaron para llevar una banqueta… cosa que hice… dolorida a más no poder, pero lo hice… el problema es que me vieron las manos… y a mi madre un poco más y le da un infarto… la siguiente reacción fue: ahora mismo voy a matar a las gemelas…
Aunque logré pararla a tiempo… con el argumento de que este era un tema estrictamente personal… y que me dejara llevarlo sin meter las narices…
En ese momento, no había ni gestación de venganza, ni nada… sólo existía el sufrimiento que tenía en las manos… y que no me abandonó hasta 4 días después… Pero… bueno, al fin y al cabo yo sola me había metido en ese lío… Sin saber que unos fines de semanas después, en la playa… el “destino” iba a brindarme la oportunidad de ponerlas en su lugar… Pasaron miedo, mucho miedo…
Continuará…